Apareció en el aeropuerto sin dolor de cabeza y con look de gimnasio: polera blanca ajustada a los bíceps y bluyín. Se dirigía a un avión LAN que lo iba a trasladar a Nueva York para recibir el viernes, junto a un puñado de íconos, un homenaje por haber sido número uno del tenis. Entonces, con la maleta encima de un músculo, se acercó a dos periodistas de farándula -uno de S.Q.P, el otro de S.A.V.- y les dijo tranquilo:
-No me vayan a preguntar weas.
-Por supuesto que no- dijo Felipe Muñoz de S.Q.P.
Pero era lo que se necesitaba. Su frase lo confirmó de inmediato: tras padecer a principios de mes una cefalea intensa, o bien, el Síndrome de Vasoconstrición Cerebral Reversible, el Chino recuperó la cabeza. Aunque, dicen, este Chino es distinto.
-Voy a ir a dejar las maletas y vuelvo- les dijo Ríos con sorprendente gentileza. El periodista Muñoz pensó que no iba a volver, pero el nuevo Chino, el Chino de la Gente, volvió. Estaba listo para un cuestionario y la situación impactó al reportero Muñoz. La súbita amabilidad del genio no estaba calculada en la nota. "Estaba bien dispuesto, no puso atados. No sé, me llamó la atención", reconoció Muñoz a La Estrella.
Su frase más acertada ya está en boca de todos los chilenos: "La verdad es que estuve bien cagao", le dijo a los dos reporteros. Y luego dio a conocer su primera autocrítica en veinte años: "Si debo hacer un mea culpa es que jamás me cuidé los dolores de cabeza".
Lo cierto es que, tras el colapso, el Chino reapareció bondadoso, como si se hubiese santificado en la clínica.
El periodista de S.Q.P. reveló que el Chino "estaba ultra tranquilo.
-¿Es otro?
-No sé. Lo vi muy buena onda. Sin tensiones.
Más que sus frases, allí ocurrió un hito. El ex tenista habló con dos medios de la farándula sin patear una sola cámara.
El bueno