El contingente de nortinos que peleó en las Guerras Mundiales
La primera guerra de connotación mundial cumple su primer centenario el 28 de este mes. Iniciada tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria por las manos del nacionalista serbio-bosnio Gavrilo Princip, quien llevó a cabo la acción en la ciudad de Sarajevo.
Este hecho fue tan importante que desató una crisis política cuando Austria-Hungría convino un ultimátum al Reino de Serbia y se invocaron las alianzas internacionales forjadas a lo largo del tiempo. En pocas semanas el conflicto se desplegaría por todo el mundo.
Aquel suceso dejó a más de nueve millones de soldados sin vida, no sólo del territorio europeo, sino también de países que estaban muy alejados geográficamente.
Y el destino propuesto a la fuerza bifurcó los caminos. Por un lado, la Triple Alianza formada por el Imperio Alemán y Austria-Hungría y sin Italia, país que había sido de este grupo pero se retiró, enfrentaba a la Triple Entente, conformada por el Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso.
Con el pasar de la guerra, varias naciones comenzaron a dar sus favores y se repartían entre los bandos. Italia, Japón y Estados Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras que el Imperio Otomano y Bulgaria apoyaron a las potencias centrales.
Tras millones de muertes, la guerra se iba diluyendo y el desenlace comienza en marzo de 1917 con la abdicación del Zar ruso tras la revolución interna en febrero y la firma de un acuerdo de paz entre Rusia y las potencias centrales.
En noviembre de 1918 el Imperio Austro-Húngaro solicitó un armisticio. Una semana después, Alemania solicitó otro armisticio, poniendo fin a la guerra con victoria de los aliados.
Pero la pregunta es qué significó para Chile esta guerra, y sobre todo, qué significó para Antofagasta y el norte el hecho de ver desde lejos los bombardeos y los campos llenos de muertos.
Para Chile el estallido de la guerra en 1914 no tuvo una trascendencia bélica. Es más, Chile fue neutral luego de hacer un análisis de lo que le convenía.
Pero hubo varios chilenos que participaron de la guerra, debido a que decidieron pelear por las tierras de sus antepasados.
De hecho, hubo chilenos de origen alemán convertidos en prisioneros de guerra por los ingleses. Otros, de sangre británica, buscaron participar en los campos de batalla junto a las fuerzas aliadas, y no faltaron algunos que fueron enrolados a la fuerza.
En el norte, la guerra produjo graves consecuencias, porque este hecho mundial tuvo mucho que ver con el decaimiento del salitre.
En Antofagasta hubo extranjeros que no dudaron en viajar hasta la zona de conflicto para ayudar a su país. Estos foráneos eran en su mayoría ingleses que vinieron enganchados desde Inglaterra a trabajar en el ferrocarril y en las salitreras, mayormente como ingenieros o jefes de procesos.
Son descritos por el historiador Floreal Recabarren como personas serias y casi indiferentes con la sociedad chilena y con el pueblo.
'Mientras que los italianos y otros extranjeros se casaban con chilenas, ellos preferían mantener su raza y casarse sólo con inglesas', dice Recabarren sobre los británicos.
En total, fueron 361 trabajadores del Ferrocarril Antofagasta - Bolivia (FCAB) de origen inglés y que eventualmente se enrolaron para servir a su país en la Gran Guerra. De ellos, 22 perdieron la vida en el campo de batalla.
En el Club Inglés que estaba en la calle Bolívar, por ejemplo, cuenta que más de 300 partieron a incorporarse a las filas aliadas.
Por supuesto que en esa época, dichos soldados eran muy conocidos en la ciudad. En conmemoración a esos mártires de batalla, se mandó a construir un recordatorio de pino oregón con todos los nombres, el que en la actualidad se exhibe en el museo del FCAB.
La mayoría de los ingleses que navegaron desde Antofagasta hasta Inglaterra para participar de la guerra no pasaba de los 25 años. Algunos de ellos retornaron a tierras chilenas, mientras que otros se quedaron en su patria.
'En nuestros puertos salitreros del norte, como Tocopilla e Iquique incluso, se veían muchos barcos cargados de salitre escoltados por buques de guerra, porque el salitre servía para la pólvora', sostiene el historiador y escritor regional, Adolfo Soza Vicentelo.
Incluso más, el también dirigente social enfatiza en que en esos tiempos fue común que la sociedad viera a soldados 'borrachos y contentos' riendo y cantando en su idioma cerca del puerto.
'En 1914, la producción de salitre fue regular, mandábamos salitre a Europa y estábamos bien. Pero los años que vienen, la producción aumenta demasiado. Creo que el error de Chile fue no proporcionarle salitre a Alemania. Los alemanes, que no son tontos, inventaron el famoso salitre sintético, que es más barato y mandaron al hoyo a nuestro salitre' argumenta Floreal Recabarren.
El historiador agrega que desde 1915 hasta 1918 Chile produjo salitre 'a manos llenas'. El análisis que se hizo en ese momento es que la guerra duraría muchos años, y se produjo salitre más allá del consumo normal, por lo tanto, los Estados en guerra compraron mucho salitre para la fabricación de la pólvora.
'Pero la guerra terminó en 1918 cuando entra Estados Unidos, entonces nadie le compraba a Chile porque ya tenían mucho salitre', dice el historiador.
Uno de los héroes antofagastinos que participaron de esta guerra es Jack Adams, quien nació en 1917 y con descendencia directa británica, dio su vida en el campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Este soldado estudió en el colegio que hoy lleva el nombre de British School, donde por cierto que es venerado como héroe y persona ejemplar.
Listo para combatir en la guerra por los aliados, partió en su carrera militar como artillero de cola, para recibir más adelante innumerables condecoraciones al destacarse en el campo de batalla, en el cargo de teniente.
De esta manera, después de años de luchar bajo el seudónimo de 'Southamerican Joe', como lo apodaban sus compañeros, fue herido en una batalla, por lo que estuvo hospitalizado semanas antes del mítico día 'D', como es conocido el desembarco de Normandía.
Jack Adams falleció el 8 de julio de 1944, a los 27 años en el campo de batalla producto de un bombardeo de avión. Sus restos permanecen en el cementerio francés de Sainte Géné Viève. J