San Lorenzo: La fiesta que se pelea entre la creencia religiosa y lo popular
Cada año, en agosto una lucha tácita se libra en el poblado de Tarapacá, distante poco más de 100 kilómetros al noreste de Iquique, donde la religiosidad está dividida entre lo eclesiástico y las creencias populares, dos fuerzas que se mueven, pero se contrastan en la festividad.
Desde los primeros días de mes, el pueblo comienza a llenarse de carpas que tienen sus propias imágenes del diácono español, las que ponen en un lugar privilegiado del sitio en el que pernoctan, siempre visibles tanto para ellos, como para quienes paseen por el lugar.
'Nosotros no vamos mucho a las misas. Sí vamos a ver al 'Lolito' cuando pasamos por el pueblo, es que nos protege y creemos harto en él, pero a nuestra manera, porque es el santo de los pobres y por eso nos ayuda', dijo Manuel Challapa, uno de los tantos que acampa para la festividad.
Marcos Rojas, uno de los diáconos que organiza los arreglos religiosos de la celebración de San Lorenzo, tiene un pensamiento distinto a quienes acampan, aunque comparte su fe. Él cree que la palabra de Dios es lo primordial y que no se debe olvidar que el santo es sólo un intercesor.
'No debemos olvidar que la humildad y la solidaridad es algo que nos debe marcar, pero hay que dejar un poco de lado esa creencia popular que este es el santo de los delincuentes, los alcohólicos y drogadictos, porque eso es lo que piensa mucha gente', explicó el diácono en la reunión previa a lo que se realizaría en la rompida del día, el 10 de agosto.
En las vísperas de la fiesta de San Lorenzo, una plaza llena escuchaba atento el discurso del obispo de la diócesis de Iquique, Guillermo Vera, quien hablaba de la pobreza y de la acogida que se debe tener, puesto que en la fiesta, la gente que llega lo hace por una gran fe, a pesar de las condiciones adversas existentes, como no tener agua, no tener baños ni luz eléctrica, pero igual hacen el esfuerzo de esta r en el lugar y participar de las ceremonias, además de la incomodidad por el terreno donde instalarse.
En su homilía, Vera recordó la humildad que se debe tener, y que con ella, la idea era dejar entrar a Jesús a la vida de cada uno de los que estaba allí, que estas condiciones unan y ayuden al reencuentro con los otros que viajan hasta Tarapacá con las intenciones de pagar una manda o saludar a su santo patrono.
En ese mismo momento, otras miles de personas aguardaban en diversos sitios la medianoche, para hacer una celebración propia. Al escuchar las campanas, comenzaron a inflar mini globos aerostáticos, mientras otros encendían bengalas, como una forma de adoración a San Lorenzo. Esas miles de personas no se movieron del lugar donde estaban, como en casi toda la celebración y, muchos de ellos comenzaron a beber, puesto que en el mundo popular es una forma de honrar al santo.
A las 04.50 horas de la madrugada los servidores vestían la imagen de Lorenzo. Otros preparaban sus ganas con un vino o cerveza para la rompida del día, donde tradicionalmente homosexuales y borrachos se unen en una procesión para despertar a todo el pueblo, con el fin de dar la buena nueva que ya es el día para celebrar.
Este evento reunió a más de ocho mil personas que a las 7 de la mañana estaban en pie en la plaza, muchos de ellos acompañados por botellas de alcohol que no soltaban mientras gritaban vítores a San Lorenzo.
La iglesia se hizo parte con la colaboración de los encargados de la misma, para entregar bendiciones y ayuda espiritual, la que en muchas ocasiones era ignorada o no muy bien recibida por los feligreses de esa tradición no católica.
'Yo vengo a esto no más. Acá el santo lo sacan los curados y es una tradición y quieren que se pierda, si el santo es de nosotros, no es de nadie más', dijo Daniel. Carolina, otra de las devotas de la 'rompida', manifestó que hace años iba al evento y que 'acá los carabineros no dicen nada, te ven y no pasa nada, si es una tradición que hay y que nunca van a cortar'.
Cerca de una hora duró la banda que acompañó esta popular procesión, para luego dar paso a un mini baile de cachimbo pedido por los asistentes.
En la misa de campaña, donde se celebra de manera oficial al santo, no había tantas personas como en la noche.
'Puede ser por el calor o porque están durmiendo la caña, porque los amanecidos eran varios este año', explicó Jorge Gálvez, quien entregaba recuerdos en el lugar. 'Yo también antes hacía eso, me emborrachaba y hasta peleaba a veces, pero mi mamita se enfermó y me pidió que no tomara más para la fiesta, que eso la ponía triste, porque puro tomaba en vez de cumplir la manda', adujo.
La festividad religiosa termina hoy, con la misa de los difuntos, pero Jorge explicó que se quedará unos días más. 'Ya cumplí la manda, pero la costumbre es estar un par de días más para ver al lolito tranquilo. Así uno igual disfruta unos días. No hay que perder la costumbre'. J