Violencia impune y repetida
Los hechos ocurridos el pasado fin de semana en el Estadio Nacional, antes del partido que disputaron Colo Colo y Barnechea por el torneo de Apertura del fútbol profesional chileno, escribieron un nuevo capítulo en esta espiral, por ahora, sin un final definido de violencia que protagonizan los 'hinchas' de este deporte.
Y es que la sociedad se enfrenta a una realidad que, lamentablemente y a la luz de los hechos, es muy clara, y que habla de la ineficiencia de los diversos actores que relacionados con el fútbol, para poder poner fin a hechos de la gravedad como los que se vieron el domingo.
Peor aún, esta incapacidad de alejar a los delincuentes de las canchas de fútbol, desencadenó en un acto que impacta y genera repudio, como es la destrucción del memorial que estaba en el recinto que alguna vez fue un centro de detención. Escenas como las vistas el fin de semana, que mostraban la destrucción no sólo del recinto, sino que del patrimonio histórico relacionado con la Escotilla 8, hieren profundamente el aprecio y el respeto que este país debe guardar por el deporte y la memoria.
A todo esto, debe sumarse el que tras los incidentes, sólo se registró un detenido, de entre cientos que estaban realizando desmanes y alentando la violencia. El lunes se supo que el apoyo a las querellas para castigar estos hechos tiene un apoyo transversal, investigación que puede ser apoyada incluso a través de las imágenes de la televisión.
Es fundamental que el país dé, de una vez por todas, una señal que termine con la sensación de impunidad con la que la sociedad ve las acciones de este tipo de 'hinchas' del fútbol. Si hasta las redes sociales se prestan como escenario y vitrina para que los vándalos de las gradas se jacten y exhiban sus ataques, lo que da cuenta de esta generalizada idea de ausencia de castigos y control.
Así como el Memorial del Estadio Nacional no merecía este ataque, tampoco sigue mereciendo el fútbol convertirse en la guarida y campo de acción de delincuentes.