Vecino reforzó ventanas cansado de los ruidos
Cansado de los ruidos que no lo dejan dormir, un vecino de la calle Baquedano tapó las ventanas de su casa con planchas de madera.
Mario Chávez, habitante del inmueble signado con el número 1315, asegura que los ruidos provocados los fines de semana por los restaurantes y pubs ubicados en el sector no dejan dormir a él ni a su esposa.
Por ello reforzó las dos ventanas con planchas de madera de 18 milímetros. Pero ese no es el único problema, asegura. 'Principalmente los viernes y sábado los ebrios que salen de los locales convierten la entrada de mi casa en baño y hasta en dormitorio', dijo.
Por ello en todo el piso de acceso al inmueble instaló clavos como una manera de evitar que le gente duerma en el lugar.
'No se puede vivir tranquilamente, estamos cansados de los ruidos los fines de semana y que la gente ocupe mi casa como baño. También me cansé de llamar a Carabineros por los ruidos molestos', dijo.
La calle Baquedano se está llenando de pubs y restaurantes, denunció el vecino.
Sin embargo, Mario Chávez es el único habitante de la cuadra entre Orella y Riquelme, ya que el resto de inmuebles son ocupados por universidades, oficinas y restaurantes.
La casa de Chávez fue residencial hasta el 2001, dejando de funcionar luego del fallecimiento de su madre. 'No seguí con la residencial porque no soy para ese negocio', señaló.
El vecino pidió al municipio que no siga entregando más patentes de alcoholes para la calle Baquedano. 'Próximamente se instalarán otros dos locales', expresó.
En un recorrido realizado por toda la calle Baquedano se pudo establecer que existen 15 locales, entre restaurantes y schoperías, ubicados en el principal paseo de la ciudad.
Además hay otros dos locales que están en construcción, manteniendo la fachada de las casas de la avenida.
Pero la presencia de restaurantes en el sector no sólo genera molestias por los ruidos molestos y por la presencia de ebrios, sino que también por el peligro que corren los pobladores en caso de incendios.
Y como no olvidar el siniestro que afectó al Palacio Mujica y a un restaurante ubicado en las esquinas de Baquedano con Wilson.
Más allá de ello, los pocos vecinos que siguen viviendo en el lugar están cansados de soportar los ruidos molestos. La mayoría de los lugareños son de la tercera edad, que acostumbran a acostarse temprano y a mantener una vida tranquila.
Pero desde que comenzaron a instalarse los restaurantes todo cambió para ellos. Al caso del vecino Mario Chávez hay otros que también tomaron sus medidas para dormir tranquilos y alejarse del ruido.
Amanda Carolina Oliva vive hace 45 años en la avenida Baquedano, pero asegura que su vida ya no es la misma que antes.
'Desde que se transformó en paseo peatonal y comenzó la instalación de locales, todo cambió para nosotros', dijo.
Es que junto a su esposo, Cesare Rossi, decidieron cambiar su dormitorio y lo ubicaron en una habitación ubicada en el patio del inmueble.
'Es difícil vivir a acá, porque a parte de los ruidos hay que soportar los escándalos los fines de semana y también la presencia de ebrios que utilizan la entrada de la casa para hacer de todo. Lo bueno es que sacaron las bancas que estaban en el paseo', indicó.
Recordó que hubo un tiempo que todas las noches tenía que levantarse de su cama y mirar por la ventana para ver si alguien estaba en el acceso del inmueble.
Amanda Carolina Oliva dijo que son varios los vecinos que decidieron abandonar el lugar y arrendar sus casas.
Pero quien se mantiene viviendo en Baquedano es Cecilia Rivas Pizarro, quien asegura estar preocupada porque al lado de su inmueble se está construyendo un pub y a la casa siguiente un restaurante.
'En el pub sé que pusieron una muralla que permite que el ruido no salga, pero qué pasara con la presencia de los ebrios, eso nos preocupa como familia', dijo.
Cecilia Rivas vive con otras seis personas adultas en una casa que la recibió como herencia luego que sus propietarios fallecieran. J