La tradición de colorear el cielo primaveral encumbrando un volantín se niega a morir
Con la llegada de la primavera y en plenas Fiestas Patrias los cielos lucieron como siempre coloridas formas con los típicos volantines.
Si bien es una tradición que cada año los niños junto a sus padres aprovechan el, la urbanización de Iquique hizo que de un tiempo a esta parte los espacios destinados para esta actividad tan típica comenzaran a reducirse.
Antiguamente, volantines y cometas teñían el cielo, aprovechando los numerosos sitios eriazos que abundaban en la ciudad, alejados de cables y postes de electricidad. Con el auge de la construcción de proyectos inmobiliarios a partir de la década de los '90, las familias optaron por ir a encumbrar los volantines en los faldeos de cerros y las playas.
Son entonces, los balnearios, los preferidos de los últimos años, en especial Playa Brava, debido a que cuenta con juegos infantiles y comercio general que funciona principalmente los fines de semana.
Víctor Troncoso lleva más de 25 años en el rubro de los volantines. Inició en Santiago su pasión por estos nobles compañeros de papel. Vive en Alto Hospicio desde hace 15 años, pero viaja hacia la Tierra de Campeones, donde con patente municipal está cada fin de semana instalado desde inicios de agosto y hasta fines de septiembre desde las 8.30 a las 19 horas, frente a Playa Brava en la avenida Arturo Prat, al llegar a Sagasca. Con su puesto al aire libre ofreciendo volantines de papel, plástico y de un material de tejido ripstop de poliéster, parecido en textura al papel, pero más resistente que el plástico.
El hombre asegura que el volantín de papel es el que deberían utilizar, pero que en general los niños prefieren los de plástico que son más fáciles de encumbrar.
'Igual se vende harto el de papel y yo trato de explicarles que el de papel es el de la tradición de Fiestas Patrias, aunque es el papá quien debe inculcar a sus hijos el uso del volantín de papel tradicional', comenta el comerciante.
Este año el volantín de papel lo vende a $700, advierte eso sí que los entrega listos con tirantes. 'Las personas están apuradas o simplemente no saben colocar el hilo. Si es de plástico el que compran, igual se los armo si quieren para llegar y encumbrar', agrega.
Las cometas de plástico normales cuestan $1.500 y las ripstop desde $2.000 a $2.500. Tienen diseños de personajes infantiles como Peppa Pig, Ben 10, Monster High, personajes de cómics, grupos musicales o equipos de fútbol.
Según Troncoso si se tiene cuidado un volantín de papel puede durar desde una semana hasta todo un mes. 'He visto a personas volver con un volantín de un año a otro. El volantín no se daña arriba encumbrado, es cuando aterriza y lo golpean en el suelo cuando como todo papel se hace tira', expresa el volantinero.
La santiaguina Marcela Cordero lleva más de 40 años en el rubro de los volantines. De ellos lleva 30 en Iquique junto a su marido Luis Bezares, con quien tiene 32 años de casados. Iniciaron sus ventas en la esquina de avenida Héroes de La Concepción con Diego Portales. En la esquina de Sagasca con la avenida Prat llevan instalados 20 años. 'Nos instalamos cada fin de semana desde el Día del Niño hasta fines de septiembre desde las 9 a las 19 horas', dice la mujer, quien agrega que este año estuvo lento pero igual sacó cuentas alegres.
'La tradición de elevar en Fiestas Patrias el volantín de papel se ha ido recuperando los últimos cinco años. Creo que esto sucede porque aquellos que nacieron en los '80 y '90 y elevaban volantines cuando niños. Ahora ya son adultos, tienen hijos y han recuperado el encumbrarlos', reflexiona la comerciante.
Marcela Cordero cuenta además que afortunadamente la ciudad cuenta con un amplio borde costero con playas libres de cables y buen clima. 'Muchos clientes pasan con sus niños a comprar el volantín y se van a las playas del sur o al cerro', afirma.
Los volantines de papel de 50 centímetros por 50 centímetros los venden a $600 y los de 60 por 60 cuestan $1.000. Las cometas de plástico $1.500 a $2.000. Y las de ripstop $2.500 a $3.500.
De 1.400 volantines de papel que hicieron para estos dos meses les quedan sólo 400. 'Los más vendidos de esta temporada fueron los de un metro y medio alto por un metro 80 de largo que eran unas mariposas de ripstop que las vendíamos a $7 mil', manifiesta Cordero.
Para los vendedores establecidos es una amenaza la presencia de comercio ambulante quienes no pagan patentes o que tienen otro tipos de patentes y venden volantines y cometas en playa Brava.
'Con los que pagan patentes existe buena relación, pero con los otros es una competencia desleal porque nosotros pagamos patentes. Falta más fiscalización de inspectores del municipio. Los llamamos y nunca vienen', dice Luis Bezares.
Esta semana Marcela estará instalada con su puesto todos los días hasta el domingo. 'El permiso es hasta fin de mes. Me gustaría quedarme hasta enero porque los volantines se pueden elevar toda la primavera que abarca hasta fines de diciembre', complementa.
El pequeño de origen chino, Wei Wei (4), fue a encumbrar su primer volantín y para la ocasión escogió el que tiene la bandera chilena a quien Troncoso le añadió una cola. Minutos más tarde ya en la playa, lo elevó surcando el cielo. Sus padres Chong y Suai San destacan orgullosos que es el que lo tiene encumbrado más alto que el resto de los niños, pese a su corta edad.
Mauricio Astorga viene con su esposa y les acaba de comprar cometas plásticas a sus hijos Gislein (8), Tiago (6) y Dafne (3) para encumbrarlas en playa Brava. 'Cuando chico venía con mis papás, ojalá sea una tradición que no se pierda porque es sano, une a la familia y los niños se entretienen', asevera el padre.
Asimismo, Gonzalo Bacián y su esposa disfrutaron de una mañana en playa Brava encumbrando cometas con sus hijos Tomás (3) y Antonia (2).
'Esta es una tradición de las Fiestas Patrias que no debe perderse. Lo bueno es que mucha gente vino este fin de semana desde temprano. Lo que más llama la atención es ver muchos adultos encumbrando volantines y cometas', dice Bacián, mirando el cielo que se tiñe de colores gracias al viento traído por la primavera. J