Familia hospiciana vive sobre un socavón
No tener un patio seguro donde puedan jugar sus hijos, es lo que más lamenta Joselin Díaz Durán, pobladora del sector La Pampa, que hace un mes se deprime al salir al frontis de su casa.
Esto porque una filtración que se generó en torno a los medidores de agua provocó un enorme socavón en su antejardín, el que según ella, "degradó su calidad de vida".
"Un día se corta el agua solo en nuestra casa y escuchamos que pasaba agua bajo el suelo. Vino la sanitaria y efectivamente comprobó dos fugas, las que con los días fue hundiendo el piso".
La cotidianidad de la joven pareja junto a sus tres hijos de cinco, siete y diez años, cambió rotundamente, comenzando por salir de la casa a través de un estrecho pasillo improvisado, para no caer por el pequeño abismo que de pronto apareció en la puerta de su vivienda.
"La sanitaria me dijo que volverían un lunes para rellenar y reparar todo, yo me quedé contenta. Pasó el tiempo y no aparecieron, hasta que un día la muralla del frontis de mi casa colapsó y se derrumbó".
Ese episodio hizo despertar a los afectados respecto a la gravedad del asunto, ya no se sentían seguros en su propio hogar.
Esta misma situación la viven 870 familias de los sectores Casco Antiguo, El Boro y La Pampa, quienes a diario deben lidiar con la inestabilidad de sus propiedades, las cuales en cualquier momento se pueden desmoronar debido a la salinidad del suelo en Alto Hospicio.
Esfuerzo
Joselin y Juan son una joven pareja de comerciantes, dueños de un carrito que vende churros a los iquiqueños y turistas que transitan por el parque Cavancha.
Ambos lamentan que después de años de esfuerzo, su casa de repente quedara en condiciones inseguras, las que incluso provocaron un accidente al menor de sus hijos.
"Un día jugando se cayó de cabeza por intentar rescatar una pelota que estaba dentro del "túnel" que se formó bajo mi casa. Resultó con un esguince en la nuca, así como mareos y vómitos, al parecer por la contaminación que había en el lugar".
La mujer dijo estar intranquila ante los movimientos telúricos que podrían ocurrir. "Ahora no sé si mi casa podría soportar un terremoto. Además, nadie pagará mi esfuerzo, tengo que encementar, levantar un muro de concreto, recursos que no tengo ahora mismo, sino, no reclamaría".
Lamentablemente para Joselin, la sanitaria solo se encargó de las reparaciones subterráneas para acabar con la filtración, aportando con la instalación de cámaras y nuevas conexiones en octubre, pero la comerciante dice que "la casa nunca fue la misma" y la sanitaria sólo realizará estos arreglos, ya que culpan al suelo salino de Alto Hospicio de los daños que sufrió su propiedad.
"Aunque rellenaron el antejardín yo nunca supe hasta dónde llegaba el daño subterráneo. Yo aún no dejo jugar a mis hijos en el patio por miedo a la superficie insegura. Queda la sensación de que el suelo se hunde". J