Para quienes nos preciamos orgullosamente de ser nortinos y habitar un espacio, cuya principal riqueza es contar con una diversidad cultural, producto de nuestra ubicación geográfica y además tardía incorporación a Chile, representa un acto de desconcierto y vergüenza, los hechos vividos durante el fin de semana en el Estadio Carlos Dittborn, cuando un grupo de hinchas las arremetió contra el venezolano Emilio Rentería.
Quizás pueda comprender la pasión que existe detrás del fútbol y que en especial la vivo como hincha del CDI, pero apelar a la condición racial de un temporal oponente, es un poco inentendible, en especial si nuestro principal sello identificador de nuestra "nortindad" es el tono de nuestro piel, que casi nos mimetiza entre nuestro árido paisaje.
Los actos de discriminación no deben ser considerados como "hechos aislados", sino como consecuencias de acciones, basadas en la ignorancia y que desafortunadamente se hacen cada vez más recurrente en nuestro país.
Por mi experiencia y el tiempo que he dedicado mi vida a la enseñanza, pienso que la solución de todas las cosas está en la Educación.
Solamente un sistema más inclusivo y con un mayor rol público y regional, permitirá reducir estos actos de racismo, teniendo a una ciudadanía más y mejor informada, sobre la historia, el aporte de las razas y de aquellos vecinos sudamericanos de "color" que desde la política, el arte y como también en el fútbol, enarbolaron la bandera iquiqueña, llenándonos de logros y triunfos.
El proceso que experimenta hoy Chile, con una discusión sobre la enseñanza no es un tema menor y permitirá en uno de sus tantos aspectos, eliminar las fronteras físicas y psicológicas, facilitándonos salir de la alienación al darnos cuenta de quiénes somos y quiénes, sin importar lugar de procedencia o color, son los que nos acompañan y aportan a nuestro desarrollo.