Un estudio desarrollado por la Secretaría Regional Ministerial de Medio Ambiente estableció que, en ciertos puntos de la ciudad, la contaminación del aire por material particulado fino (PM 2,5) supera la recomendación establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La medición, que se efectuó entre junio de 2013 y octubre de este año, arrojó que en el sector centro norte de Iquique el nivel de concentración es de 23 microgramos por metro cúbico, mientras que en Bajo Molle alcanza los 21 microgramos, pese a que la OMS establece que ésta no debe superar los 20.

Los resultados pueden ser tomados como un llamado de alerta, toda vez que este tipo de material particulado es 100 veces más pequeño que un cabello humano, por lo que penetra el sistema respiratorio y provoca efectos negativos en la salud. Incluso algunas investigaciones han determinado que la exposición a estas partículas desencadena dolencias cardiovasculares.

El material particulado fino PM 2,5 se relaciona de forma directa con acciones antropogénicas, especialmente con la combustión del diesel y sus derivados, por lo que el uso del automóvil y las actividades industriales juegan un papel relevante.

En ese contexto, junto con las disposiciones que deben cumplir las empresas para sus procesos industriales, es evidente que se deben adoptar acciones destinadas a disminuir el uso del automóvil, toda vez que el parque automotor de Iquique se empina por sobre los 70 mil vehículos y sigue en crecimiento.

Esto, sumado a la congestión que actualmente se registra en la ciudad, debe generar debate sobre la necesidad de implementar algún mecanismo de restricción vehicular, sobre todo pensando en que está en juego la salud de la población.

Si bien es necesario que esta medición se realice por tres años consecutivos, cualquier acción que se ejecute en el presente podría repercutir en los resultados que se logren en el futuro.

Se acerca la Navidad, fiesta entrañable para nosotros los cristianos; fiesta que nos habla de la cercanía de Dios y de lo que valemos a sus ojos. Toda fiesta lleva consigo preparativos y adornos especiales que nos hacen vivirla de una manera especial. Sabemos que la navidad se acerca porque vitrinas y las casas con adornos especiales nos lo muestran. Quiero invitarlos a que juntos pensemos en algunos de ellos y valoremos su significado.

El árbol de Navidad, presente en nuestras plazas y hogares, ¿qué nos puede enseñar?, él se eleva hacia lo alto, su copa apunta al cielo. Que así sea también nuestra vida, no algo plano, a ras de suelo sino que tenga horizontes hacia lo alto, "busquen los bienes de allá arriba donde está Cristo", nos dirá el apóstol.

El árbol está iluminado, ¿cuántas veces lo contemplamos?, las pequeñas luces nos dan alegría y nos invitan a la interioridad y a la paz. Toda persona necesita que su vida sea iluminada. Para los que creemos, Cristo es la verdadera luz, y el que lo sigue no camina en tinieblas. En medio de la oscuridad unas pequeñas luces nos dan seguridad. Que en el caminar de la vida, a veces oscuro, sea el Señor Jesús nuestra esperanza y nuestra seguridad. Cada uno de nosotros ha de ser como una pequeña luz que ilumine. Jesús nos dijo: "brille la luz de ustedes delante de la gente, para que ellos viendo las cosas buenas que ustedes hacen, glorifiquen al Padre que está en el cielo", sí hemos de ser luz con nuestra ejemplo y servicio. El árbol con cientos o miles de pequeñas luces logra una armonía que nos da paz, quiera Dios que con nuestras vidas unidas a la de quienes están a nuestro lado, también puedan dar paz y esperanza.

Por Navidad hay campanas y estrellas que adornan nuestras casas, las campanas invitan a fiesta, advierten peligros, en las iglesias son como la voz de Dios. Las estrellas muestran caminos. Tratemos de hacer nosotros lo mismo.

El Nacimiento ha de ser el adorno principal, en él debemos contemplar el misterio que celebramos, del Niño aprendamos que el que desee ser grande ha de hacerse pequeño y servir. Aprendamos lo valiosos que somos a los ojos de Dios.