En las buenas y en las malas
Cuando hay que destacar cosas de los centros penitenciarios la autoridad de Justicia no tiene problemas en declarar. Sería bueno tener su impresión también cuando las cosas no son positivas. La ciudadanía lo demanda.
Cuando hay que destacar cosas de los centros penitenciarios la autoridad de Justicia no tiene problemas en declarar. Sería bueno tener su impresión también cuando las cosas no son positivas. La ciudadanía lo demanda.
Tras la aprobación del proyecto, que termina con el lucro, el copago y la selección en los colegios, creemos que Chile, en un ámbito tan preponderante como es la educación, inicia el cierre de una puerta, abriendo gradualmente otra.
A partir de la ratificación del Congreso de la primera parte de la Reforma Educacional, el Estado comienza a reubicarse en el centro de la sociedad, asumiendo como propia una función tan básica, como es la de proporcionar una enseñanza igual para todas y todos, tutelada por un Chile laico.
A través de un primer paso, cuya marcha blanca está definida entre el 2016 y 2018, miles de familias podrán evitar el "copago" que realizan mensualmente, elegir el colegio que estimen adecuado para sus hijos, mientras que rigurosos sistemas de control, evitarán que los sostenedores utilicen recursos públicos para fines privados.
Es decir generar reglas claras, para quienes se aventuren en actos de altruismo a participar en educación, evitando elementos como la estigmatización, sesgo social y segregación.
Creemos que esta punta de lanza, nos permite en especial avizorar un proceso de desarrollo favorable en especial en zonas extremas, muchas veces carentes de capital humano y donde un Estado centralizado, como el nuestro, desconoce las inquietudes y necesidades.
Todo hace suponer, que aquella puerta de la educación empobrecida desde la década del 70 y profundizada con reformas, que acentuaron el endeudamiento a fines del siglo pasado y comienzos de este, se cierra y que a partir de este logro histórico, comience una escalada gradual, que nos permita igualar la cancha con universidades que desreguladamente aplican "copago", segregando e imponiendo determinadas posiciones, en base a financiamiento generado con recursos públicos.
Este paso, donde la Unap se anticipó desde el año pasado al homologar aranceles, representa un avance para todo el país, ya que tal como lo hicieron otras naciones, una educación pública y de calidad, representa el pilar que sostiene a una economía sana y equitativa, generando un desarrollo económico armónico.
Tras el incremento en las cifras de victimización y delincuencia, la Presidenta Bachelet firmó la semana pasada un proyecto de ley para intensificar el uso de la pena de cárcel respecto del delito de robo con violencia o intimidación.
Hasta donde ha trascendido, esta "agenda corta" impediría sustituir el presidio por otra pena como la libertad vigilada durante el primer año de condena, incluso tratándose de personas que son condenadas penalmente por primera vez.
En la misma línea, se endurecerían los requisitos para acceder a beneficios penitenciarios. El enfoque de la propuesta legislativa ha llamado la atención de los especialistas, pues desde hace tiempo se sabe que las penas privativas de libertad, cuando son muy breves, producen más efectos negativos que positivos.
Por otro lado, los beneficios penitenciarios son dispositivos para favorecer la resocialización. Estas herramientas son escasas y su administración es deficiente, pero tiene poco sentido restringirlas, aun más en primerizos.
Se extraña un mayor análisis y fundamento técnico en las propuestas que se anuncian. En la materia no hay tiempo para populismos e improvisaciones, pues las tasas de victimización son extremadamente altas, sobre todo en el norte del país, donde ciudades como Iquique (52,2%) y Antofagasta (48,3%) lideran por mucho en estos índices.
Es difícil de fundamentar la propuesta del Ejecutivo de enfocarse sobre la delincuencia violenta contra la propiedad y, hasta donde se alcanza a ver, prescinda por completo de las características de dicha delincuencia, que en su gran mayoría procede de menores adictos.
Para los jóvenes primerizos que cometen esta clase de delitos, el encierro forzoso y la negación de los beneficios harán que la delincuencia violenta se convierta, desde el primer delito, en un camino sin retorno.
Es necesario un abordage más integral del problema de la victimización, evitando que esto se transforme en llenar los centros penitenciarios en forma sistemática, aumentando el hacinamiento y transformando este paso en una verdadera escuela de la delincuencia.