Mundo árabe capta la atención de los paladares en la región
El influjo del mundo árabe en Chile comenzó a partir de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, con la migración de oleadas de sirios, libaneses, jordanos y especialmente palestinos, a partir primero por la dominación del imperio turco- otomano, luego por la Primera Guerra Mundial y finalmente debido a la ocupación israelí de Palestina, que los hizo establecerse principalmente en Santiago, donde se dedicaron a la actividad comercial.
Por lo tanto, cuando apareció la Zona Franca de Iquique, ésta fue un gran atractivo para las colonias que no dudaron en venirse al desierto, que conocían de forma ancestral.
En este espacio comercial muchos visitantes disfrutan del té árabe, las mujeres adquieren vestuario y accesorios para practicar sus sensuales danzas y por supuesto se animan a probar diversos alimentos de este origen, que han permitido introducir en el paladar de los iquiqueños los sabores de esta tierra.
En la Feria de las Colectividades Extranjeras captaron la atención del público con sus mahashis, que textualmente significan rellenos. Papas, zapallos italianos y berenjenas que son ahuecados y rellenos con una mezcla en base de carne, arroz, morrón, entre otros ingredientes. Las preparaciones han tenido que adaptarse a la geografía y disposición de productos.
Como es el caso de la carne de cordero, que según George El Alam, presidente de la Federación Árabe en Chile, se ha cambiado por la de vacuno, dado que el cordero palestino es muy distinto al chileno que, a su juicio, es más grasoso y de sabor más fuerte.
Las shawarmas también son apetecidas cada vez más, que son rollitos de hojas de parra rellenas con carne y arroz.
Aunque en el norte es difícil encontrar parrones, las familias árabes, se esfuerzan por contar con este árbol en sus casas. Existen otras versiones hechas en hojas de repollo y acelga.
Algo que caracteriza la comida árabe, según El Alam, es que las preparaciones son muy distintas dependiendo de la zona geográfica en que se viva.
"Una preparación de una familia en Belén es muy distinta a una de Beit Jala", dijo el representante de mundo árabe en Iquique, lo que llama la atención tomando en cuenta que son ciudades con una distancia de tan solo 2 kilómetros.
Por último, un producto que gustó a los chilenos en general son los dulces, que son distribuidos por casi todos los supermercados del país, entre éstos el harisse y el maamul, que son dulces cuya masa es en base a sémola con almíbar, los cuales son rellenos con nueces y azúcar.
A juicio de El Alam, ideales para ser acompañados por té con menta fresca o café turco. "Después de tomar el café las abuelas veían la suerte", explicó el dirigente, ya que esperaban que se secara la borra del café de grano, la cual se daba vuelta en un plato para interpretar la figura que quedaba del sedimento.
El Alam, quien dijo sentirse orgulloso de la influencia de la comunidad árabe de Iquique en la organización a nivel nacional, aclaró la confusión existente en los chilenos que tienden a ligarlos con las teleseries turcas.
"No tienen nada que ver con nosotros, existen semejanzas culturales, pero ellos son turcos- otomanos y nosotros árabes", afirmó, al tiempo que explicó que a todos se les llama turcos porque llegaron a Latinoamérica con pasaporte del imperio turco otomano. J