Demolición de histórica casa genera preocupación
Preocupación causó en los vecinos saber que la famosa casona Pascal, ubicada en el barrio El Morro, será demolida por unos obreros que trabajan allí desde hace meses.
Desde diciembre, los habitantes del sector empezaron a intuir que algo pasaba, pero sólo hace pocos días supieron lo que realmente sucedía: la casa sería demolida para transformarla en un estacionamiento y,con ello, perderían años de cultura e historia del sector.
Rodrigo Serrano, dirigente del Club El Morro, publicó un video en las redes sociales y rápidamente comenzó organizar a los vecinos para intentar detener la demolición.
"Todavía tenemos la esperanza de poder detener la demolición; la gente está consternada por lo que está pasando, como la mayoría son mayores, no sabían qué hacer", aseveró.
Luego de la divulgación del material audiovisual, la Municipalidad de Iquique contactó a Serrano para verificar qué sucedía.
"Ellos mandaron a una persona que me conocía y que trabajaba allá para decirnos qué hacer", comentó el dirigente vecinal.
La creación de una carta y la recolección de las firmas de todos los vecinos del sector también fue la primera medida que tomaron para que no lleven a cabo la demolición.
"Nosotros vamos a seguir presionando para detener la demolición. Éste es un edificio histórico y no se puede derrumbar porque es muy importante para nosotros", apuntó Serrano.
CASA FAMILIAR
La familia Silva Soto fue la última propietaria del inmueble. Por falta de recursos y la avanzada edad de los propietarios -sobre los 80 años- y tras vivir 47 en el sector de El Morro- se vieron obligados a vender.
"El tener una casa tan grande requiere de mucho gasto en mantención y ellos son muy ancianos", explicó Hans Säfer, nieto de los antiguos dueños.
Los más de 700 metros cuadrados, acogieron a diferentes personalidades de la ciudad.
"Para ayudar a los abuelos, se arrendaron las piezas. También a artistas que por las noche se dedicaban a compartir su talento; hubo clases de pintura, tango y jazz", recuerda Säfer, quien creció en el lugar.
Rigoberto Silva falleció hace un poco más de un año y su viuda de 87 años María Soto, hace pocos días se enteró que su casa estaba siendo demolida.
"Como familia no podíamos creer lo que estaba pasando. A mi abuela le dio mucha pena saber lo que estaba sucediendo, pero no podíamos hacer nada. Había que vender", lamentó Säfer.
Tras varios intentos por vender el inmueble, la familia se enteró que la casa era parte del patrimonio y, por lo tanto, supieron que no sería fácil traspasarla a otros dueños.
Säfer también relató que "mi hermana tuvo que hacer muchos trámites en la municipalidad para ver qué pasaría. Al final nos dijeron que no era patrimonio y por eso finalmente se pudo vender".
HERENCIA HISTÓRICA
La demolición de la casona de calle Pedro Lagos, tampoco dejó indiferente al presidente de la Federación de Guías Turísticos de Chile, Mauricio Squeo, quien también lamentó lo que estaba sucediendo, al decir que ésta tiene un valor histórico muy importante para Iquique, pues tiene elementos únicos previos al dominio chileno.
"Para los guías turísticos, esta construcción tiene bastante importancia, pues previo a la guerra, ese era un lugar muy destacado. Asimismo, para muchas personas vinculadas a la arquitectura esta es una visita obligada", adujo el guía turístico.
Según Squeo, al demolerse la propiedad la ciudad pierde identidad arquitectónica y su herencia, en relación a lo que representa para los guías turísticos.
"Es una pérdida de los rasgos del Iquique peruano", adicionó. J