En las últimas semanas me he referido, en este espacio, a la celebración de los 40 años de existencia de la zona franca de Iquique y, en ese contexto, a la importancia de apreciar y valorar el emprendimiento y trabajo de los pioneros, aquellos que llegaron a instalarse en medio de la nada. Luego, me referí a lo esencial que resulta el aporte del 15% de los ingresos de Zofri S.A. que se hace anualmente a los 11 municipios que conforman las regiones de Arica-Parinacota y Tarapacá y, por consiguiente, a la valoración y preocupación que debemos tener por las comunidades que habitan dichas localidades.

Los pioneros fueron llegando de a poco y desde distintas partes del mundo y pasamos de los pioneros a las comunidades. De ahí que hoy en día para la zona franca, tan importante como son los pioneros y las comunidades locales, es también la consolidación de las comunidades de inmigrantes que se han integrado en mayor o menor medida a nuestro país.

Nuestra zona franca, en sus 40 años, ha atraído inmigrantes de diversos países que con los años han consolidado importantes comunidades. Esta situación es una gran contribución al progreso del norte, pero además es un aporte a la diversidad cultural, de idiosincrasias y visiones. Esto hace, sin duda, más rica nuestras regiones y el comercio constituye una oportunidad de integración que en muchos casos va más allá de las puras relaciones diplomáticas.

La celebración de estos 40 años es una oportunidad que como Zofri S.A. queremos aprovechar para marcar el inicio de una nueva etapa que considere la valoración de lo realizado por los pioneros y todas las comunidades mencionadas y como consecuencia una proyección basada en una unidad de visión y sustentada en relaciones constructivas y un trabajo conjunto.

Mi compromiso es mantener esta voluntad de diálogo y de búsqueda de acuerdos en un ambiente positivo y productivo que, en todo momento, valore desde los pioneros a las comunidades.

Iquique es una de las ciudades nortinas que preserva una cantidad importante de patrimonio arquitectónico, en especial del período del auge salitrero. Si bien existen áreas urbanas declaradas por Monumentos Nacionales como Zonas Típicas y edificios con protección patrimonial, no hay un resguardo adecuado de aquellos añosos inmuebles que se hallan fuera del barrio histórico, pero que por su pasado, uso o estilo arquitectónico, presentan un valor patrimonial más que relevante.

Así ocurre, por ejemplo, con la denominada Casona Pascual ubicada en el sector del Barrio El Morro. El inmueble fue vendido y sus actuales propietarios procedieron al desarme.

Es evidente que, de acuerdo a nuestra legislación y a los derechos de propiedad, sus dueños tienen la libertad de decidir sobre su destino. Sin embargo, vale precisar que se trata de un recinto que fue hogar de próceres militares y del premio nacional de Literatura, Gonzalo Rojas Pizarro.

Ante ese escenario, fueron los propios vecinos del sector quienes levantaron la voz y junto al Colegio de Arquitectos y guías turísticos expertos en patrimonio plantearon su inquietud por el destino de la propiedad.

Si bien en este caso parece casi imposible revertir el desarme de la casona, es importante que las autoridades facultadas para resguardar el patrimonio histórico busquen herramientas que en el futuro permitan resguardar la memoria de la ciudad, sobre todo considerando que desde todos los sectores se promueve el concepto de "Iquique turístico".

Monumentos Nacionales registra que en Tarapacá existen 60 monumentos históricos inmuebles, seis históricos muebles, cuatro zonas típicas y tres santuarios de la naturaleza, de un total de 73 zonas protegidas.

Una región con una privilegiada historia debe velar por todo aquello que, de forma tangible o intangible, contribuyó a la formación de su identidad.

Resguardar tan rico el pasado es invertir en el futuro y proteger a las nuevas generaciones.