Conocer Iquique desde 300 metros de altura
Un desborde de emociones es lo que provoca volar en paratrike, (parapente motorizado) para quien nunca ha subido a un helicóptero o se ha lanzado en alas delta o desde un parapente.
Con el pudor de los adultos que no admitimos cuando tenemos miedo, me envalentoné y acepté la invitación del trío de parapentistas, compuesto por Jorge Fernández, Daniel Crespo y Carlos Curi, de subir a este pequeño vehículo en el centro de vuelos ubicado en la parte alta de la Playa Huayquique, que impulsa el lanzamiento hacia un vuelo estable.
Miedo
Debo ser franca, sentí que moría al despegar. Fue inevitable contraer los músculos y aferrarme fuerte a la barra de la estructura, como esto sirviera de algo. En un segundo pensé ¿será tan seguro? Luego vino la calma y el eterno disfrute, que supongo experimenta todo ser, al intentar emular un privilegio solo de las aves y a la cual el hombre aspiró a conquistar a lo largo de la historia de la humanidad, volar.
Junto a la presencia protectora del guía experto, Daniel Crespo, campeón mundial de paratrike 2007, subimos y recorrimos la costa con vientos calculados en los 47 kilómetros por hora.
Relajé los brazos y como quien se sienta en el living de su casa, simplemente contemplé el paisaje desde otra perspectiva, con la ciudad literalmente a mis pies.
Los escasos veraneantes que disfrutaban a las 11 horas de la playa en Huayquique, se convirtieron en hormigas e invadimos sin proponérnoslo la privacidad de las casas del sector sur y sus piscinas.
Recorrimos Playa Brava y fuimos testigos en primera persona de las actividades cotidianas que se observan en las mañanas, gente haciendo deporte, trabajadores municipales barriendo y campistas en la playa…
Nos adentramos hacia la costa y se reflejaba la profundidad del mar, los roqueríos y los pescadores en sus botes en plena jornada laboral.
Contaminación
El viaje entrega un millón de información por minuto que uno trata de procesar; el tráfico de las calles y la subida a Alto Hospicio, que se observa sin embotellamientos. También es posible observar el lado B del progreso de una ciudad que crece a pasos agigantados con la descarga del alcantarillado de los cerca 200 mil habitantes de Iquique que paran directo al mar, la construcción de edificios y el saludo espontáneo de los obreros a nuestro paso.
La tranquilidad se ve un poco alterada al advertir la altura de los edificios y la distancia de éstos. Recién entro en razón; estamos a cerca de 150 metros de altura. Imagino qué pasaría si un viento nos desestabiliza…
Dejo este negro pensamiento para concentrarme nuevamente en disfrutar del viaje.
300 metros de altura
En medio del viaje se me ocurre preguntar, si es muy distinta la experiencia de lanzarse en parapente, a la de volar en paratrike. El experto responde que la diferencia es el ruido del motor, ya que despegar desde el Cerro Dragón es en completo silencio y con el vaivén del viento.
Mientras me dice esto, apaga el propulsor. Nuevamente me paralizo cuando se balancea la estructura. Siento un poco de vértigo, luego me relajo y recuerdo momentos de infancia, de algún paso por los juegos de Fantasilandia.
Al final de viaje se esboza una enorme sonrisa, imposible de borrar durante el día, reflejo de experimentar demasiadas emociones en tan solo 10 minutos; miedo, placer, alegría y libertad.
Empresa
IqqWings Ltda., es una empresa que nació el 2014, de la asociatividad de tres exponentes del parapente, que apostaron por Iquique, una de las ciudades elegidas a nivel mundial para la práctica de este deporte.
Comenzaron con vuelos de prueba y a fin de año iniciaron los primeros viajes por la zona costera.
Un aspecto a considerar por cualquiera, al decidir pagar por este tipo de servicios es la seguridad. Con respecto a esto, el español Daniel Crespo, señala que está dada por tres aspectos; la experiencia de los pilotos que les permite adoptar las decisiones correctas, como saber cuándo volar y cuándo no.
En segundo lugar, los implementos utilizados, que aseguran son renovados constantemente.
"Nos vamos haciendo chequeos nosotros, tenemos nuestros taller aquí y estamos constantemente renovando", aseveró el parapentista.
Y el tercer aspecto trascendental para estos emprendedores es contar con un centro de vuelo, que posee ciertas características y un protocolo para efectuar el viaje.
Seguridad
"Nosotros tenemos altura de seguridad, que permite contar con aterrizajes alternativos en caso de seguridad", explica Crespo, quien añade que el paratrike no deja de ser un parapente.
"Paras el motor y eso sigue volando como un parapente,.. entonces la idea es que siempre tenemos aterrizajes alternativos con seguridad para aterrizar en las playas si tienes alguna parada de motor", concluyó.
Restricciones
Con respecto a si existe algún tipo de restricción para su práctica, Jorge Fernández, quien seguirá este emprendimiento durante el año, explica que pueden volar desde niños de 12 años, previa autorización de los padres, hasta adultos mayores, ya que el contar con un motor da mayor estabilidad al vuelo y no tiene exigencia física, como el parapente convencional.
Un aspecto que resaltó Fernández es que también han transportado a personas en situación de discapacidad.
Los vuelos se programan especialmente en las mañanas, dado que las condiciones del tiempo son más favorables, "cuando los ciclos de viento son suaves y es más agradable volar", aseguró Crespo.
El costo del viaje fluctúa entre los 37 mil y los 45 mil pesos, dependiendo del tiempo de duración y si incluye o no material fotográfico y audiovisual de la experiencia, que es captada por el propio pasajero en una cámara GoPro.
Mayores informaciones en la página web Iqq Wings o en la cuenta de Facebook del mismo nombre. J