Había ansiedad en el ambiente. Los primeros fanáticos llegaron a las 18.30 a la galería con la sola idea de verlo a él, al cantante que estuvo 28 años alejado de la música, pero que nunca fue olvidado por sus seguidores: Cat Stevens.
Y así, como para calmar el nerviosismo, el rebautizado como Yusuf, de entradita se mandó "Wild world". Ojos vidriosos se podían ver desde la galería al palco. Porque si hay algo que dominó el ambiente las primeras dos horas de la última jornada festivalera fue la emoción.
Muchas parejas de 50, 60 años, acompañadas de sus hijos, se pudieron ver en la Quinta Vergara.
Una señora mostraba orgullosa la carátula de un antiguo vinilo del cantante, mientras un niño de unos diez años intentaba calmar a su mamá quien aprovechó un momento de silencio para gritar: "¡eres el mejor!", desde la última fila del palco.
El público siguió en silencio cada uno de los temas. Pocos se atrevían a cantar. Pero cuando escuchaban el último acorde de aplaudían y gritaban a más no poder.
Cat Stevens brindó uno de los mejores conciertos que han pasado por este Festival; sobrio, con un sonido impecable, una banda de gran calidad, que no necesitó recurrir a ningún accesorio para brillar.
Les dio canciones del recuerdo, de esas que trasladan a otros momentos de la vida. Para muchos fue como subirse a una máquina del tiempo que les permitió regresar a su juventud, cuando los ideales seguían vivos.
"Estoy feliz (sic) en Chile", dijo en un momento Yusuf, sinceramente emocionado.
hit tras hit
"You are my sunshine", "Moonshadow", "Sad Lisa", fueron algunas de las canciones más aplaudidas por los presentes. Un momento especial fue cuando unió su canción "Maybe there's a world" con "All you need is love". El público terminó bailando de pie.
Otro momento notable ocurrió cuando cantó "How can I tell you", que no interpretaba hace treinta años y que incluyó en su set list a pedido de los fanáticos que la eligieron en su página web.
Fueron cerca de dos horas de Cat Stevens cantando. Hacia el final entonó "Morning has broken" y su clásico "Father & son", que se escuchó con un gran coro, luego de recibir las dos gaviotas. Era la canción de despedida, pero el público no quería que partiera. La pifiadera fue categórica y debió entonar una más y se despidió "Another saturday night". Sus fans felices. J