Su sexta alza consecutiva alcanzaron los combustibles en Chile, pero en el mundo pasa lo contrario. Para muchos esta situación es incomprensible. Lo malo es que luego se genera una cadena a causa de las tarifas de los fletes.
Voy pasando por lo que fue el balneario El Colorado, trato de imaginarlo desde el relato de viejos iquiqueños: "la playa era preciosa", "era más grande y linda que Cavancha", "el agua era transparente", "la arena estaba limpia". No obstante la empresa pesquera además de bloquear la visión desde la carretera, dejó lo limpio y cristalino bajo una inmunda capa de grasa.
De esa playa hoy se ve el espinazo gastado de algunos muelles y tuberías negras que penetran el mar desde el cuerpo aceitoso de las portuarias. Ya nadie la transita, el sitio se perdió. Mi objetivo sin embargo no es éste, me dirijo al Marinero Desconocido; destino que además obliga respirar los gases que emana el hocico de estas compañías.
Mientras me muevo hacia el norte la tubería y los estanques transmutan a containers y camiones. Por algunos callejones que deja la separatividad de los edificios a ratos asoma la cara azul del mar. La garita que marca el ingreso esta al final de una curva. Al pasar la barrera el paisaje se abre: mar y goletas a la izquierda, el muro inmenso del cerro a la derecha, sus pies arenosos en la ruta. Al final el acantilado donde se ve pequeña la imponente estatua de bronce.
Se nota que al lugar algún acicalamiento le han hecho: algo de vegetación, basureros y juegos para niños, aunque también da la impresión que con esta única intervención se dieron por cumplidos. La armada, me imagino fueron ellos, también hizo lo suyo colocando dos artefactos de guerra que le apuntan al fantasma del Huáscar. Para resumir cuentas, al sitio se le dio un zarpazo de gatito que no duró más de una semana, los basureros colapsaron y los talleres mecánicos insisten en tirar allí sus desechos.
Pese al abandono y la mugre, si a este paisaje se le sacara brillo impactaría aún más. Creo que no hay ningún otro sector en Iquique donde el cerro caiga tan brusco en el mar. Sería bueno darle alguna oportunidad, de última los desfiles y ensayos de los uniformados podrían realizarse allí mismo. Si el lugar nadie lo aprecia, al menos que sirva para no congestionar Iquique cuando se acercan las fechas heroicas.
El Ministerio de Obras Públicas lanzó un Nuevo Plan de Concesiones que contempla cambios de reglamentos para agilizar la asociación público-privada, y la ampliación de la cartera total de proyectos 2014-2018 en 2.000 millones de dólares, llegando a una cifra total proyectada de 12.000 millones de dólares para este período.
La ampliación de los fondos incluirá tres proyectos adicionales, los que incluyen a la región de O'Higgins, donde se busca conectar transversalmente Rancagua-"Ruta de la Fruta", vía Alhué; otro que unirá la región Metropolitana y Valparaíso y por último un ambicioso proyecto que busca dotar de una ruta concesionada de doble calzada de 370 kilómetros entre Tarapacá y Antofagasta.
Esta última busca acortar los tiempos de traslados en una ruta donde frecuentemente ocurren accidentes de tránsito, mejorando los estándares al mismo nivel de la ruta que unirá Iquique y Humberstone y a la que une Iquique con el aeropuerto Diego Aracena.
Si bien desde este punto de vista parece una medida excelente, sobre todo por que los conductores detectan inmediatamente la calidad de las carreteras concesionadas, para muchos el precio de los futuros peajes podrían generar controversia.
Cabe mencionar que por los 30 kilómetros de vía concesionada al aeropuerto se pagan 950 pesos por un vehículo menor, quienes deseen viajar a Antofagasta por esta nueva alternativa tendrán que desembolsar mucho más que eso.
A esto se agrega que la ruta ocuparía casi el mismo trazado de la actual (como ha sucedido en el resto de las carreteras concesionadas interurbanas), lo que no daría una alternativa a quienes no quieren pagar.
Muchas cosas se aclararán una vez terminados los estudios previos y aunque siempre son cuestionados los proyectos concesionados en el país, una vez puestos en marcha estos se olvidan.
El mejoramiento de esta carretera es un anhelo de muchos años, donde los proyectos de mantención de Vialidad no corren con igual velocidad que la del deterioro de las calzadas, aunque para muchos el pago de impuestos sería suficiente para mejorar los estándares.