La Universidad Arturo Prat, a través de la adquisición de cinco proyectos Fondecyt Regular logrados este año y tres de Iniciación obtenidos durante el 2014, podrá continuar aportando al desarrollo regional, a través de la búsqueda de nuevas vías de integración y potencial desarrollo económico, ratificando así su espíritu de servicio público, en pos de mejorar la situación del Norte Grande.

La importancia que tiene nuestra ubicación geográfica, en el ámbito de cooperación, multiculturalidad y la biodiversidad, explorada por las Ciencias Básicas, es recogida por nuestra institución como actor principal en la generación del conocimiento en Tarapacá, determinando así un grupo de temas que van desde las Relaciones Internacionales, la Historia, Antropología, Farmacología, Biología a la Educación.

Esta diversidad, representa nuestra esencia, pudiendo en un solo espacio, dedicar tiempo para proyectos como el análisis de los vínculos que establecen los evangélicos indígenas en las dos regiones extremas o la exploración del antisemitismo o islamofobia, para pasar a la evaluación del fruto maqui en la remediación de males y conocer desde la química orgánica la importancia de las quinonas.

Destacable representa para nosotros, es que gran parte de los investigadores que participan bajo este selecto grupo Fondecyt, pertenecen a un rango de edad entre los 30 y 40 años, dando una mirada sin prejuicios, innovadora y con una visión de generar cambios de una universidad extrema y con bajos aportes estatales, representando así el espíritu de lo público de resolver el bien común.

Tarapacá requiere de soluciones, creemos que a través del desarrollo de los Fondos de Ciencia y Tecnología (Fondecyt) que ejecutan nuestros investigadores, de los cuales un grupo importante son iquiqueños y egresados de nuestras aulas, podemos aportar con una visión técnica, regional y tolerante a los distintos sectores de nuestra sociedad.

Estos logros, alcanzados por nuestros científicos, reafirman nuestra tarea que ya se encamina hacia el medio siglo y que a través de estos trabajos resuelven y analizan fenómenos propios de nuestro querido Norte Grande.

Más de una década los vecinos del sector El Boro han protestado por las emanaciones de las piscinas de tratamiento de aguas servidas de la empresa sanitaria.

El reclamo trae adosado una serie de acusaciones de parte de la población en cuanto a la aparición de enfermedades asociadas a estas emanaciones.

La acusación es grave y merece la atención de las autoridades, sin embargo parece injusto apuntar a la empresa Aguas del Altiplano respecto a una planta que estaba instalada con anterioridad a que se poblara el sector formalmente.

La necesidad de terrenos para suplir el déficit habitacional en la década de los '90 llevó a optar por la construcción de viviendas sociales en el sector a sabiendas de que los vientos que circulan durante las noches hacen que fácilmente los olores de la planta lleguen a los hogares.

Si bien el sector ya se había poblado informalmente antes de esta decisión, lo más serio hubiese sido erradicar a estas personas, independiente del costo político. Pese a ello se siguió construyendo viviendas, lo que hace que hoy más de 20 mil personas residan en el lugar.

Si bien existen acciones paliativas realizadas por la empresa, que han implicado grandes avances, es necesario que el gobierno aborde el tema y resuelva el problema con acciones concretas, independiente de los costos económicos.

Alto Hospicio es una de las comunas con mayor crecimiento demográfico en el país, pero requiere que este crecimiento sea acorde a los estándares de vida de un país que busca el desarrollo.

Por otro lado, es menester corregir los errores del pasado, donde en la necesidad de dar solución habitacional se optó por estos proyectos. Hoy existen los recursos y se debe dar a las personas más vulnerables la oportunidad de contar con una vivienda en un lugar sin contaminación y que les dé opciones de abandonar el círculo de la pobreza.

No es posible que los habitantes de Alto Hospicio tengan que cargar con un vertedero de dos ciudades y una planta de tratamiento de aguas dentro del área urbana, pese a gestiones de más de una década de vecinos y autoridades para resolver el problema.