Acuerdos para el estadio
El estadio Tierra de Campeones definitivamente no da para más. Sus maltrechas ubicaciones no son capaces de responder a la demanda de una comunidad deportiva que merece las condiciones idóneas para disfrutar de un buen espectáculo.
Con esta afirmación nadie está descubriendo la pólvora ni mucho menos, pues es cosa de darse una vuelta para apreciar el notorio estado de deterioro al que llegó el principal recinto deportivo de la región.
No queda otra opción que demolerlo y edificar otro recinto que cuente con las condiciones que exige no solo Chile, sino que el mundo, para este tipo de estructuras que, dada la pasión que genera el fútbol y que por lo general alberga un público masivo durante los fines de semana.
Si no hay dos voces al respecto y ya es un hecho su demolición, parece difícil creer que el proyecto genere tanta división entre los distintos actores políticos y fuera de los protagonismos personales, genera la primera gran oportunidad de lo que va de Gobierno, de poder realizar un proyecto inclusivo y con participación igualitaria para todos los sectores.
Quienes disfrutan del deporte merecen hacerlo con la comodidad necesaria. En cuanto a las personas que figuren en el corte de cinta, eso no es importante y perfectamente el reportero gráfico puede dar dos pasos más atrás para que aparezcan todos en la fotografía.
En cuanto al estadio escolar, de haber voluntad, ambos proyectos pueden realizarse, pero alguien tiene que ceder, pues de no ser así no extrañaría que la ciudad se quede "sin pan ni pedazo", ya ha ocurrido antes y puede volver a pasar.
Las desconfianzas en el mundo político están instaladas, pero también hay que tomar en consideración un hecho no menor. El que la desconfianza también llegó con fuerza al mundo popular y las personas ya no son como antes, meros espectadores del acontecer regional, sino que activos y en ocasiones incansables fiscalizadores de la gestión de las autoridades.
El deporte por tradición corre en las venas de la Tierra de Campeones y sus habitantes ven cómo su coliseo día a día se desangra.