Bajo constante temor dice vivir María Ibáñez, dueña de una residencial ubicada entre Ramírez con San Martín, ante las amenazas que habría recibido por parte de un grupo de transexuales que todas las noches se ubican fuera de su inmueble.
El último episodio fue el jueves pasado, cerca de las 4 de la mañana, cuando despertó al escuchar fuertes golpes en una de las entradas de su casa. "Sentí bulla afuera y sentí unas patadas en la puerta, me asomé por la ventana y vi que eran ellos. Me arriesgué y me puse a grabar con el celular para después tenerlos identificados. Comenzaron a tirar piedras que caían arriba", relató la afectada.
La dueña de la residencial expresó que esta situación es de todos los días y que lo harían porque saben que ella pertenece a la junta vecinal. "Ellos me conocen, saben que soy de la junta de vecinos y que llamo a Carabineros cuando pasa algo. Aquí en la esquina se ponen ocho, pero son dos los más revoltosos", explicó la empresaria.
Ibáñez fue a hacer la denuncia a Carabineros y "me dijeron que tenía que esperar que me llame la Fiscalía, pero ¿qué pasa conmigo mientras pase eso? Yo no puedo salir de mi casa después de las 8 de la noche, porque a esa hora ellas están afuera y si me ven salir algo me van a hacer", aseguró. Esta última declaración de la afectada es a raíz de que acusó que los transexuales ya la amenazaron en más de una oportunidad.
Las puertas de la casa de María Ibáñez tienen las chapas reventadas por los golpes de las piedras que tiran en la madrugada. "Me insultan, me dicen garabatos, me dijeron que me iban a reventar a puñaladas y que pobre de mí que las denunciara", afirmó.
RESIDENCIAL
Ibáñez es dueña de una residencial que se ha visto bastante afectada, ya que la comerciante expresa que los pasajeros se van al día siguiente de haber pernoctado ahí.
"Hoy tengo un pasajero y ya hay varios días que no tengo gente y por lo mismo. Ya no quieren venir, hay veces que vienen por dos a tres noches, pero al no poder dormir en la primera, al día siguiente me dicen que todo el servicio está bien pero los gritos y ruidos en la madrugada no los dejan descansar", precisó la afectada.
La dueña de la residencial afirmó que no sabe a quién más reclamarle. "Pago impuestos y si me va mal no puedo pagarlos ¿A quién le reclamo? Hablan de discriminación y yo me siento discriminada", dijo Ibáñez.
La afectada vecina de la junta Simón Bolívar dijo también que desde que comenzó a sufrir estos ataques, vive con un arma por seguridad y por temor a que ocurra algo peor. J