Quiero expresar mi dolor ante la falta de sensibilidad para con mi hija Carolina, que en este momento está en delicado estado de salud con tratamiento permanente en Santiago, a donde debe viajar cada 15 días y usar un bastón para desplazarse a pesar de su juventud y controlar sus fuertes dolores con altas dosis de calmantes, por una rara enfermedad que no tienen más de 30 personas en Chile.
Mi hija Carolita tuvo la posibilidad de ser contratada como periodista por la seremi de Desarrollo Social señora Mariela Basualto y desarrolló su labor con pasión, lealtad y entrega; no tenía horarios fijos de llegada si era necesario acompañar a la gente humilde que necesitaba ser escuchada, incluso sábados y domingos acudía contenta a su labor, postergando a su pequeña hija de 8 años, confiando en sus abuelos para atenderla y ella se entregaba a su labor, haciendo suyo el dolor de cada familia que pedía ayuda.
Todo iba bien, hasta que tuvo la mala suerte de enfermarse, cosa terrible en nuestra sociedad. Los médicos especialistas plantean que se enfermó al contraer un virus que la encontró con bajas defensas por un fuerte estrés físico y emocional, que le produjo invalidez parcial y una gran amargura por no poder trabajar.
Hago presente que me extrañó la indiferencia de la señora Basualto, quien no mostró mayor preocupación por la salud de mi hija, siendo que como dirigente de los profesores, fui testigo como defendía los derechos humanos de enfermarse y luchó para que no sacaran del servicio a algunas docentes, defensa con la que, lamentablemente, no contó mi hija y finalmente fue despedida, o no se le renovó el contrato. Seguramente todo hecho apegado a la ley, pero lejos de toda humanidad.
Quiero expresar mi dolor y compartirlo con muchas personas, que si han estado pendientes del estado de mi hija, a quienes expreso mi infinita gratitud y mis oraciones para que eternamente sean amparadas por Dios, y manifestar sin soberbia, que no pido nada; es obligación de los padres cuidar y proteger siempre a nuestros hijos y apoyarlos de tanta frialdad e indiferencia humana; estoy segura que juntos con la ayuda y visitas permanentes de tanta gente que la quiere saldremos adelante y volveremos a sonreír.
Rosa Flores Muñoz.