El accidente protagonizado por Arturo Vidal reabrió el debate respecto a la aplicación de la "Ley Emilia", normativa legal que fue promulgada el 16 de septiembre del año pasado y que elevó las penas para los conductores que producto de la ingesta de alcohol provocan accidentes de tránsito con resultado de muerte o lesiones graves.

En dicha ley se sanciona con cárcel efectiva a quienes se vean involucrados en este tipo de situaciones y define como delito la fuga y el negarse a la realización del alcohotest o la alcoholemia. Además, de elevar las penas hasta los 10 años de cárcel en caso de provocar la muerte de una persona.

La Ley Emilia vino a complementar la denominada "Tolerancia Cero", que redujo los niveles de alcohol en la sangre para definir la conducción bajo la influencia del alcohol y el estado de ebriedad en los conductores.

Sin duda estas normativas corresponden a reformas exigidas por la comunidad, pero que con el paso del tiempo parecen ser insuficientes para persuadir a muchos automovilistas.

Si bien el año 2014 marcó una considerable baja en el número de fallecidos a causa de accidentes provocados por la ingesta de alcohol por parte de los conductores, lo cierto es que el problema continúa y evidencia la necesidad de generar más herramientas preventivas.

Carabineros, Senda y otras instituciones públicas han realizado importantes esfuerzos para generar más consciencia en la comunidad, sin embargo, las fiscalizaciones parecen no ser suficientes.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 3 mil personas fallecen cada día en el mundo como consecuencia de los accidentes de tránsito y en el caso de Chile, es la segunda causa de muerte en jóvenes entre los 15 y 29 años.

Considerando estos antecedentes, es necesario que esta situación se revise de forma más profunda y no sólo como consecuencia de un hecho donde se involucran personajes mediáticos, como es el caso de Arturo Vidal.

Quizás hoy existe una deuda importante en la educación básica o media, donde se podrían implementar contenidos más profundos y exigentes relacionados con la normativa de tránsito.

Para los usuarios de Zofri no fue fácil decidir parar sus actividades, que se aleja de su función empresarial de generar negocios, radicar inversión, dar empleos directos e indirectos, etc., sin embargo la falta de preocupación de las autoridades por reconocer la existencia de los graves problemas que afectan al sistema y participar activa y decididamente en la búsqueda e implementación de soluciones, ha obligado a tomar este camino.

Los reiterados paros ilegales en el puerto de Iquique, que afecta la oportunidad de abastecimiento, aumenta sus costos y daña la eficiencia del sistema, y ante los cuales los distintos gobiernos no han desplegado su autoridad.

La captura de Zofri por parte del nivel central, que dejó de lado su primitiva función de herramienta promotora del desarrollo e inversión para transformarse en un mero recaudador de ingresos para Santiago, y que so pretexto de entregar un 15% de sus ingresos para los municipios de esta Región y la XV, ha aumentado las tarifas que cobra a las empresas hasta en un 135%, como ocurrió el año antepasado, sin prever los efectos negativos de dicho aumentos, administración de Zofri que lejos de ser un promotor para el aumento del nivel de ventas y de mantención de la competitividad, se ha transformado en un simple recaudador y sus directivos en meros emisarios del gobierno, que no representan el sentir de Tarapacá; la extendida burocracia administrativa que está ahogando al sistema, haciéndolo perder competitividad en el comercio internacional, al no reconocer y entender cuál debe ser el trato que debe recibir un sistema de extraterritorialidad aduanera como Zofri, que solo es un área de depósito y tránsito en una cadena logística internacional, y cuya nefasta consecuencia es que nuestros clientes de Bolivia nos están abandonando.

Mientras la autoridad de gobierno no asuma su responsabilidad en el debilitamiento de la Zofri e implemente medidas correctivas, los empresarios no podemos garantizar la mantención de nuestra actividad. Después de años de estériles conversación, no nos queda otra forma de representar a la autoridad, el estado y proyección de Zofri , en pos de soluciones que devuelvan la competitividad del sistema.