Camisetas por todos lados
Iquique es una ciudad multicultural, de eso qué duda cabe. Es así que en la plaza Prat y en el centro tanto varones como damas pasan luciendo poleras, camisetas, polerones y calzas de sus respectivas selecciones.
Iquique es una ciudad multicultural, de eso qué duda cabe. Es así que en la plaza Prat y en el centro tanto varones como damas pasan luciendo poleras, camisetas, polerones y calzas de sus respectivas selecciones.
Hace rato que algunas autoridades dejaron atrás eso de trabajar 24/7 y en fines de semana y especialmente en feriado largo apagan sus teléfonos institucionales para descansar tranquilos.
Muchos son ya los asados que originó la Copa América y eso lo saben muy bien las carnicerías, que han visto con gusto como aumentan las ventas. Terminada Copa América habrá que comprar más lechuga y salir a trotar.
El Cuerpo de Bomberos es una de las más prestigiadas instituciones del país, que entrega a la sociedad en forma gratuita el recurso humano que requiere ante las emergencias. Cumple hoy 164 años desde que un 30 de junio de 1851 se creó la primera compañía chilena, en Valparaíso.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Chile los bomberos son voluntarios, no remunerados e incluso el desarrollo de esta actividad les significa muchas veces solventar de sus propios bolsillos el traslado y compra de algunos implementos, restar horas de descanso, de sueño o de trabajo, con el fin de entregar su ayuda a la comunidad.
En un mundo que parece guiado por el principio de la retribución económica, los voluntarios chilenos son un ejemplo mundial. Despliegan su ayuda oportuna a quienes tienen necesidades, dolores, peligros, ya sea en un incendio, en una catástrofe, inundación, o accidente de tránsito. Son los mismos jóvenes que deben someterse a continuo perfeccionamiento, para estar preparados frente a los nuevos desafíos que les presentan las emergencias.
Los bomberos chilenos prestan un juramento de servicio y lo desarrollan aun arriesgando sus vidas y bregando contra el fuego inclemente, e incluso muchas veces ante las incomprensiones y agresiones que reciben de pobladores, o la indiferencia cuando solicitan la colaboración durante las campañas económicas.
Ser voluntario del Cuerpo de Bomberos es una verdadera opción de vida y quienes están en sus filas y desarrollan su trabajo desinteresado de ayuda a la sociedad, son un ejemplo para muchos jóvenes. Por eso, el trabajo de estos jóvenes y adultos es digno de ser reconocido. Es también la oportunidad para recordar a los 308 mártires de los cuerpos de todo el país, que a lo largo de la historia entregaron su vida en el cumplimiento de su juramento.
Tal vez sea también la ocasión de reflexionar acerca de la necesidad de que estos profesionales dispongan del equipamiento necesario para desarrollar sus labores con el máximo de elementos de seguridad. Gracias a nuestros bomberos voluntarios.
El ruido de los bailes religiosos anunciaba siempre la fiesta de San Pedro, patrono de los pescadores y más de los pobladores del barrio El Colorado de Iquique. No era extraño que la fiesta que celebra a San Pedro, finalizara el mes de los santos. La fiesta que comenzaba con los banderines desplegados en los límites de calle Amunátegui y Pasaje Santiago, lugar de la antigua Parroquia San Geraldo, hoy Perpetuo Socorro, señalaba el comienzo, como la procesión del santo por tierra y mar; el cénit de ésta y la misa final el cierre de la festividad que es organizada por pescadores de la caleta Guardiamarina Riquelme, como antes lo era por los del Colorado, hoy esta caleta junta morrinos y coloraínos.
Para Bernardo Guerrero la fiesta resume sociabilidad e identidad, como elementos matrices del barrio anfitrión, en este caso el Colorado, mas, Pablo García (2001), señala que el Colorado alto y bajo tienen un límite marcado por la Iglesia que queda en el alto, hoy ambos colorados bajo y alto, siguen la historia del sector más antiguo desaparecido entre 1908 y 1982.
La Iglesia data de 1908, y marca el lugar, sujeta a un espacio de vida que no sólo es religioso, sino barrial, dado que en la fiesta de San Pedro, se juntan los antiguos habitantes del barrio, los coloraínos divididos en potos verdes, mascarrieles y comeperros, todos unidos, con la figura del Santo y de la Iglesia madre del barrio. A su lado, la fachada del antiguo convento, exescuela 14, símbolo de las niñas del barrio, aparece como un recuerdo fantasmal.
La Iglesia, es un seno que cobija a los coloraínos y estos están en una plaza que resiste por un par de días el paso de la distancia y congrega tal cual como en la época medieval a lugareños y viajeros. La fiesta es del barrio y los coloraínos, asisten a saludar al santo y a encontrarse con ellos mismos y con sus bailes religiosos de antaño; Chunchos, Osos y Gitanos, que han dado paso a más cofradías, pero conservan el ritual del origen. En esta fiesta se mezclan tiempos, el pasado cobra vida con el presente diferenciado y los coloraínos que han salido del barrio, vuelven a su lugar, saludan al santo patrono y al barrio.