Los primeros pasos legislativos que ha dado el proyecto de carrera docente generan dudas y confusiones. Se recordará que hace unos días fue analizado en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, donde fue rechazado, con la inasistencia de algunos parlamentarios de la coalición de gobierno.
Luego pasó a la sala para su estudio general, donde fue aprobado por 65 votos contra 30 y 11 abstenciones, por lo que ahora corresponde su estudio en detalle. Esta aprobación se logró con acuerdos entre el gobierno y parlamentarios, respecto a recursos que permitirán financiar demandas del profesorado. Entre ellos, dar ingresos más atractivos, modificar asignaciones y subir a 40% las horas no lectivas, es decir, las que se dedican a preparar clases o corregir pruebas. El acuerdo también permitió eliminar el proyecto de certificación de inicio para los maestros, por lo que bastará con su título profesional para el ingreso a la carrera docente.
Ocurre esto en momentos en que los docentes de los establecimientos municipalizados depusieron la paralización y pudo apreciarse divisiones al interior del gremio de los docentes.
Durante las negociaciones, el Ejecutivo se ha comprometido a realizar una inversión en educación pública de US$2.300 millones de aquí al año 2020. Algunos se plantean si esto será una verdadera contribución al mejoramiento de la calidad de la educación en ese segmento.
Estos serán, entre muchos otros, los aspectos que deben considerarse.
Con todo, es evidente que queda un sabor amargo después de todo lo acontecido. Es cierto que los profesores, y la educación en general, son fundamentales para el desarrollo del país y las nuevas generaciones. Efectivamente se trata de una profesión que debería estar muy bien remunerada y trabajar en tranquilidad.
Resulta, entonces, lamentable que la búsqueda de estos objetivos siempre terminen traducidos en huelgas y paros que terminan castigando a los alumnos, y sus padres y no al verdadero sostenedor de los establecimientos.
Hasta ahora, en un año y medio, se ha hablado muy poco de verdadera calidad en la educación.