La temporada de invierno es especialmente cruda para los miles de chilenos que viven en la calle. Prueba de ello es que sólo durante el año 2014 tuvimos que lamentar la muerte de 17 compatriotas producto del duro frío de la estación. Sin duda, la ausencia de un lugar protegido y permanente donde refugiarse, es una de las manifestaciones más serias de la exclusión social.
El Estado viene implementando hace cinco años el Plan de Invierno, un buen dispositivo de emergencia que cumple con el objetivo de proteger la vida de las personas en situación de calle, trabajo que ha funcionado gracias a la ejecución conjunta entre diferentes ONG's, el Hogar de Cristo y sus voluntarios. Los fallecidos antes de la implementación de esta iniciativa llegaban a las 300 personas.
Pero es fundamental que junto con brindarles abrigo, techo y alimentación a las personas que viven en vulnerabilidad, también podamos relacionarnos desde una lógica más integradora, que entregue oportunidades y las redes de apoyo necesarias para el ejercicio de sus derechos fundamentales, con acceso al trabajo, atención en salud y capacitación.
Urge también la necesidad de legislar, garantizar y abordar esta situación como Política de Estado. Acciones concretas como la mantención, aumento y mejoramiento de programas que trabajen con las personas en situación de calle o la creación de oferta especializada, principalmente en salud física y mental pueden mejorar la calidad de vida de muchos que hoy viven en exclusión.
Por último, la realización del Catastro 2016 para Personas en Situación de Calle, es esencial para conocer las necesidades y características en que se encuentran viviendo este grupo de personas, para posteriormente diseñar nuevas estrategias sociales que los beneficien y así terminar con el drama que significa que un compatriota viva y muera en la calle.
Pablo González Barriga,
director ejecutivo Sede Arica Tarapacá Hogar de Cristo.