Crecimiento sin equidad
El análisis no puede ser positivo. Hoy tras intentos de cambios, impulsados por la ciudadanía, en especial por los estudiantes secundarios y universitarios, parece que volvemos a la década de los 90, donde producto de nuestra debilidad institucional, asumíamos que el país debía ejercer un proceso de transición, caracterizado por el mantenimiento de un sistema neoliberal, que enfatizaba en el crecimiento económico por sobre igualdad.
Sería injusto definir como deplorable lo realizado por la Concertación (hoy Nueva Mayoría) tras la dictadura, en especial luego que países como Brasil y Argentina, tras concluir la conducción de gobiernos de facto, no fueron capaces de sostener un proyecto político, debiendo sus mandatarios concluir sus periodos prematuramente sus mandatos por la falta de apoyo y los malos resultados económicos.
Las condiciones de millones de chilenos ha cambiado, eso es evidente, pero fueron gran parte de los representantes de partidos políticos de distintos espectros, de los cuales gran parte todavía permanecen, quienes legitimaron el modelo recogido de la dictadura, estableciendo como premisa la gradualidad de un cambio a través de etapas y donde el crecimiento económico debía consolidarse, para luego dar paso a una distribución equitativa a la ciudadanía.
Este proceso, después de 25 años, parece todavía estar al debe, con una reforma a la educación sin un proyecto claro y que no aborda de fondo la resignificación del concepto público y estatal, que sitúe a las universidades regionales, como generadoras de un desarrollo científico, político y social.
Pese a la presión de las elites políticas, sociales y empresariales, que instalan la percepción de Chile casi como de un "Estado fallido", creemos como Universidad Pública, en la necesidad de ejercer cambios en un sistema que permita a la ciudadanía, en especial, a pensar y decidir el futuro de sus instituciones.
Mientras sostengamos un sistema, heredado de un periodo aciago, donde la imposición era la acción, continuaremos viviendo en una sociedad con una baja cultura cívica, dividida por el pasado y con una inevitable envidia, al experimentar que los éxitos y goces están reservados para un reducido grupo.