El actual panorama en la minería no es alentador. La baja en el precio de la libra de cobre hizo que muchas compañías optaran por reducir sus costos operacionales para lo cual se ha prescindido de algunos trabajadores como también se ha reducido el trabajo a las subcontratistas.

Todo lo anterior en Tarapacá se desarrolla en medio de proyectos que intentan buscar su continuidad, proyectos de ampliación a mediano plazo y otros que se han descartado por el momento.

En este sentido el proyecto Quebrada Blanca Fase 2 juega un rol trascendental a la hora de vislumbrar el futuro de la minería, ya que la compañía de capitales canadienses se ha atrevido a iniciar las primeras consultas a las comunidades para un proyecto de 5.600 millones de dólares en un momento que muchos podrían cuestionar.

Pese a ello los expertos aseguran que los ciclos económicos siempre tienden a cambiar e iniciar un proyecto en este momento, con los debidos resguardos, demuestra que hay confianza.

Quebraba Blanca Fase 2 apunta a producir 200 mil toneladas de concentrado de cobre fino al año, además de 5 mil toneladas anuales de molibdeno por un periodo inicial de 25 años. La empresa utilizará agua de mar para sus procesos y para ello se construirá una planta desaladora que obtendrá el recurso a 30 metros de profundidad y que tendrá una capacidad de mil litros por segundo, con los respectivos acueductos.

Si bien la empresa recién iniciará su proceso previo a la presentación del Estudio de Impacto Ambiental, el proyecto parece ser un salto cualitativo respecto al actual.

En este sentido serán los organismos del Estado y las comunidades quienes deberán juzgar el proyecto, lo que ojalá se haga lo más alejado de las presiones políticas posible, como también de posturas absolutistas desde el plano ambiental.

Si bien es necesario un cuidado al ecosistema, también estos proyectos ofrecen puestos de trabajo y recursos para el desarrollo de todo el país.

Como tarapaqueños debemos encontrar un equilibrio, de lo contrario rechazaremos cualquier proyecto productivo.

No es un secreto el problema de delincuencia que afecta a nuestra región. Tampoco lo es la crítica constante, en los distintos gobiernos y desde diversos sectores, respecto del impacto que produce este flagelo nacional.

No cabe duda que su combate es una prioridad para nuestros ciudadanos, de tal forma que se torna en una obligación ineludible para quienes formamos parte del Gobierno Regional. Es ese mandato el que nos obliga a evaluar en forma rigurosa y a exigirnos mayores estándares de eficiencia en los resultados de nuestra gestión.

Desde hace tres meses, ese ha sido el espíritu que ha orientado el trabajo del Gobierno Regional, especialmente en materia de seguridad. Nuestras policías lo saben, lo entienden y lo comparten, como asimismo quienes forman parte de las instancias gubernamentales. Lo propio harán quienes prontamente se incorporen y asuman este gran desafío.

El pasado viernes la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile dio a conocer los resultados de la Duodécima Encuesta Nacional de Victimización del Comercio, instrumento que desde el año 2008 nos entrega una mirada de cómo el sector, percibe y actúa frente a la delincuencia.

El sondeo arrojó que durante el primer semestre de 2015 Iquique fue la única ciudad que redujo los índices de victimización en el sector, con una considerable baja de 3,9 puntos porcentuales, logrando posicionarse en el segundo lugar de las ciudades con menos victimización en el comercio, con un 43,6%.

Esta reducción en el indicador es una noticia positiva para la región y un gran avance desde el 51% de victimización registrado durante el año 2012. Lo anterior, por cierto, es producto del trabajo constante de las autoridades y las policías en el combate a la delincuencia.

La tarea es constante y no concluye. El desafío es inmenso. En los próximos días se sumarán nuevos integrantes a nuestro equipo y conformaremos la Mesa Regional de Seguridad Pública y Participación Ciudadana.

La invitación es a estar atentos también a las buenas noticias que genera nuestra región y a aportar desde nuestros respectivos campos de acción ciudadana, parlamentaria, municipal y de gobierno, con una mirada amplia y colaborativa, donde nos mueva un solo objetivo: mejorar la calidad de vida de nuestra gente.