Si bien Acosta y Vera han logrado tres puntos en el Apertura, no está claro aún que si es mejor hacerlo con un triunfo o con tres empates.
De todas formas las estadísticas son para romperlas y un triunfo ante la U dará la respuesta.
Está en el debate público y legislativo la necesidad de introducir reformas a la normativa procesal y penal vigente, por un supuesto incremento de la criminalidad y por la sensación generalizada de impunidad.
Esta es una forma extrema de atender un fenómeno político y social que tiene más implicancias que las puramente jurídicas. Por esto mismo exige más prudencia y racionalidad para su estudio, análisis e intervención.
Es propio del desarrollo de cualquier sociedad moderna y democrática procurar - por las vías institucionales - incrementar la eficiencia y eficacia de su justicia penal, pero ello debe hacerse con especial cuidado de no afectar el pleno ejercicio de los derechos y garantías fundamentales de los ciudadanos. Cualquiera puede ser objeto de una imputación, y nuestros derechos requieren de garantías para que el sistema criminal no caiga en excesos o errores mayúsculos.
Las iniciativas legales propuestas proponen - principalmente - restringir el control jurisdiccional de los derechos de los ciudadanos, otorgando mayores atribuciones a las policías. Por ejemplo: se quiere flexibilizar las exigencias para requerir la identificación de una persona, registrar sus vestimentas o equipaje, todo ello en el marco de un control de identidad.
Tales medidas buscan revertir los supuestos que motivan este debate, pero conllevan un alto riesgo de afectación a los derechos fundamentales de cualquiera de nosotros.
Por su relevancia, sería apropiado que en la discusión legislativa se usen datos y cifras que permitan un diagnóstico objetivo y que, a su vez, cuide que las decisiones sean -en opinión de Robert Alexis - idóneas, necesarias y proporcionales a los objetivos propuestos.
Tampoco debiera desatenderse que las anteriores reformas han mostrado escasos resultados empíricos. Repetir esa experiencia, no logrando los fines que se esperan, puede terminar debilitando aún más los niveles de confianza expresada por la ciudadanía en sus autoridades e instituciones. En tal caso, una solución no adecuada al aparente problema sería un remedio que agravaría la enfermedad.
Si bien el uso masivo de la bicicleta como medio de transporte siempre fue asociado a las culturas asiáticas, al menos así lo mostraban documentales, reportajes y el cine, en la última década Europa hizo suya esta cultura y sus habitantes no solo comenzaron a dejar el auto, sino que las ciudades se adaptaron a su uso.
Son innumerables las ventajas en salud, pero también en el mejoramiento de la circulación en las calles de las ciudades más congestionadas.
En los últimos cinco años en Chile el uso de la bicicleta creció exponencialmente, sobre todo entre las nuevas generaciones, que tienen mayor conciencia respecto al cuidado del medio ambiente.
En Santiago son cada vez más las comunas que han optado por la construcción de ciclovías y muchas de ellas con varios kilómetros, sin embargo no existe un circuito que permita cruzar el Gran Santiago pedaleando. Esta razón es la que actualmente impide que este medio de transporte se pueda utilizar masivamente en las ciudades más congestionadas.
Según datos del INE hay más de 67 mil vehículos en Iquique, lo que da una cifra de un automóvil por cada tres habitantes, una de las más altas del país y eso lo vemos a diario con los constantes problemas para transitar en las angostas calles de la capital regional. A eso se suman las dificultades para encontrar un estacionamiento, debido a la escasa oferta disponible, sobre todo en la zona céntrica.
Respecto a los recursos, solo el par vial de O'Higgins - Bulnes le cuesta al Estado $10 mil millones y si bien considera un espacio para bicicletas, no existen planes para dotar a Iquique de ciclovías estructurantes, que permitan atravesar la ciudad y que se podrían ejecutar a un menor costo que las vías para autos.
La ciudad tiene un gran potencial para potenciar este saludable medio de transporte, permitiendo de paso un verdadero cambio en el estilo de vida de los iquiqueños.
Considerando la geografía y el clima de la zona, parece insólito seguir desaprovechando una oportunidad que desde distintas perspectivas generaría amplios beneficios.