La delegación parlamentaria chilena en el marco de la visita que realizó por capitales europeas para explicar la posición de nuestro país ante la demanda boliviana en la Corte Internacional de La Haya se llevó una desagradable sorpresa en Budapest cuando después de terminar su exposición el presidente de esa delegación parlamentaria, el presidente de la Asamblea Nacional húngara le manifestó que su país era un ferviente partidario de la causa boliviana, señalando además que de aprobarse esa pretensión de Bolivia, al día siguiente Hungría reclamaría a la Corte de La Haya por la gran pérdida territorial, incluyendo su acceso al mar, como consecuencia del Tratado de Trianon (1920), impuesto como perdedor en la Primera Guerra Mundial. Formaba parte del Imperio Austro-húngaro.
Un diario capitalino a esa declaración la califica de "broma". Tratándose de la máxima autoridad del Poder Legislativo de Hungría, su actitud con nuestra delegación congresista debió haber sido correcta, cortés, sin esa clases de "broma".
Aparte de esa "broma" existe un famoso chiste sobre Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, con motivo de la declaración de guerra de Hungría a los Estados Unidos. El Presidente Roosvelt preguntó al secretario de estado: "¿Hungría?, ¿qué es esto?
- Es un pequeño reino de la Europa Sudoriental, ¿un reino?, ¿pero quién es su rey?
-Nunca le he oído mencionar.
¿No tiene rey?
-Lo gobierna un almirante.
¿Un almirante. Tiene flota de guerra y salida al mar?
-No señor, no tiene flota de guerra ni mar, pero tiene un almirante...
Por lo manifestado por el Presidente de la Asamblea Nacional de Hungría prueba que la causa boliviana ha ganado simpatías. ¿Esa delegación parlamentaria sabía que Hungría quedó maditerránea en el Tratado de Trianon? Al parecer persiste la añoranza del litoral perdido en el Mar Adriático.
Mario Zolezzi Velásquez.