Lo que se dice y lo que se hace
Una de las virtudes más necesarias en nuestros días, sin duda es la consecuencia. Por ella, entendemos aquel ejercicio básico de sintonizar aquello que se piensa, se dice y finalmente se hace. Digo esto, dado que cada vez la ciudadanía espera no sólo un mayor ejercicio de esta virtud en el ámbito de sus autoridades e interlocutores políticos.
La última encuesta del Centro de Estudios Públicos, reveló que las tres instituciones en las que más confían los chilenos son Carabineros, Policía de Investigaciones y las Fuerzas Armadas. Al otro lado de la balanza continúan los partidos políticos, los que según este estudio de opinión, generan apenas un 3% de confianza entre la ciudadanía. Si a lo anterior sumamos, el espacio de construcción de la política, como una tribuna para el desprestigio de las instituciones, para la denostación personal y para las acusaciones temerarias, so pretexto de un supuesto interés por los problemas de la región que muchas veces disfraza intereses particulares alejados del bien común, no podemos esperar avanzar en uno de los más nobles sentidos de la política, que es construir una mejor sociedad.
Robert Putnam, politólogo, señalaba como un elemento esencial del desarrollo de una sociedad virtuosa, el generar capital social construyendo relaciones cívicas en base a la confianza a nivel ciudadano y de sus instituciones políticas. Esa perspectiva es nuestro fundamental eje de trabajo, pues nuestra responsabilidad como actores políticos es orientar a nuestra ciudadanía y trabajar por la concreción de nuestros sueños colectivos.
Por ello, no comparto, en lo absoluto, las prácticas políticas basadas en la acusación fácil, en la afirmación carente de sustento y, sobre todo, en la inobservancia de las normas del debido proceso, sea este administrativo, judicial o político. Creo que ya es tiempo de dar paso a otra forma de hacer política: aquella que nuestros ciudadanos esperan, basada en la consecuencia, en la responsabilidad, en la eficiencia y en la probidad.
Como autoridad, hago un llamado a obrar con transparencia, rectitud y consecuencia. Eso es, justamente, lo que Tarapacá demanda, lo que nuestra región necesita.