El iquiqueño que recolecta sonrisas por el mundo con una cámara fotográfica
Roberto Corona Contreras es un joven iquiqueño, Ingeniero Civil en Computación e Informática que desde siempre ha estado motivado por compartir su visión del mundo a través de la fotografía.
Hace diez años comenzó un emprendimiento en el área de fotografía y producción audiovisual pero que por circunstancias de la vida en marzo de 2012 fue víctima de un robo que terminó con ocho años de trabajo, esfuerzo y sacrificio.
Creyó haberlo perdido todo. Sin embargo, al final de su oficina halló una cámara fotográfica olvidada. "Esto es más de lo que tenía cuando recién comencé y yo amo lo que hago... puedo empezar de nuevo", pensó.
Fue allí cuando se dio cuenta que lo que verdaderamente había perdido era su tiempo.
Para él fue una oportunidad para fortalecerse lo que le permitió despertar a la vida y valorar lo esencial.
El hecho de tener que empezar de cero le dio la oportunidad de renunciar a todo aquello que lo ataba y no le permitía volar tras sus sueños. "Siempre quise descubrir el mundo, nunca me di tiempo para hacerlo…ahora es el momento" precisó.
En muchas ocasiones se cuestionó en dónde encontrar la felicidad entonces decidió realizar un largo viaje pensando que quizás alguien tendría la respuesta a su interrogante.
Dicha aventura comenzó cuando compró unos pasajes a Nueva York a mitad de precio y contando con escasos recursos realizó este viaje de descubrimiento personal.
Después de estar viviendo tres meses en la Gran Manzana y a un par de semanas de su viaje de retorno a Chile se sentía nostálgico por todo lo que había experimentado en todo ese tiempo el cual parecía un sueño del que no quería despertar.
No quería volver a esa realidad, es decir, a la realidad que había dejado atrás.
Sin embargo, sucedió algo que lo marcó: "Me sentía perdido, en la mitad de Time Square, caminando sin rumbo fijo por la gran Manzana, me di cuenta de cómo el ritmo acelerado de vida, no me permitía conectar con la gente. Era invisible, podría desaparecer en ese preciso momento y nadie lo notaría, pensé que mi vida no importaba, que yo no valía nada... pero estaba equivocado, hubo una persona que notó mi presencia y me preguntó: ¿De dónde vienes?, Soy de Chile (le respondí pensando haber encontrado un nuevo amigo...) Y vi como una gran sonrisa iluminó su rostro y exclamó entusiasmado: Chile! Wow, ¿tienes una moneda?, me preguntó interesado y yo un poco confundido pensando que necesitaba dinero le respondí: Lo siento, no tengo dinero. Luego me aclaró que el coleccionaba monedas y Chile era una de las monedas que le faltaba en su colección", relató Roberto.
En ese momento observó a su alrededor y se dio cuenta que se encontraba en un lugar lleno de vida y con personas de todas partes del mundo siendo dicha ciudad una de las más cosmopolitas del planeta.
En aquel momento pensó que debería comenzar su propia colección. Decidió a partir de una revelación que tuvo en mente, escribir en un cartón blanco la leyenda: "Collecting Smiles", y súbitamente el ritmo acelerado de vida en Nueva York se detuvo un segundo para regalarle una sonrisa.
Encuestó a cientos de hombres y mujeres en su camino cuál era el motivo de sus sonrisas y cuál era su razón de felicidad y entendió que sin importar los escenarios de su entorno, tradiciones de cultura, color de piel, o idioma, "una sonrisa es la que al final nos conecta, une y se convierte en el lenguaje universal" sentenció.
De esta forma dio inicio a su colección de sonrisas, proyecto que por distintas circunstancias lo llevó a viajar por distintos países, y que lo hizo exponer su trabajo en la ONU y llegar a lugares tan lejanos como los Emiratos Árabes, donde fue nombrado héroe de la organización, por Positive Cancer, organización con la que recorrió distintos hospitales. "La clave de la felicidad está en la gratitud más positiva, donde encontraremos en nuestro ser una fuente infinita de paz, amor y felicidad y que aumenta más cuando la compartimos", aseguró Corona.
Este año a estuvo en un orfanato en Camboya, todo lo que le a aportado a reunir un banco de sonrisas, pero la idea del emprendedor es publicar un libro con las sonrisas del mundo.
Con su trabajo Corona explica que descubrió que la mayoría de personas tienen muy buena disposición para ayudar y sólo basta entregar una sonrisa para hacer el primer contacto.
"La sonrisa es un lenguaje universal. No importa que tan distintos podamos parecer, de dónde vengamos, la tradición de nuestra cultura el color de nuestra piel", enfatizó el iquiqueño.
Actualmente Corona trabaja en un calendario con las imágenes de sonrisas, donde el foco será mostrar las distintas etnias presentes en los cinco continentes, "lo que pretende dar un mensaje de esperanza para encontrar en lo cotidiano una razón para sonreír y tener una actitud positiva". J