Pulpos
Los iquiqueños del siglo XX, llamados iquiqueños antiguos o netos, exclamaban la palabra "pulpo" para referirse al que hace usura o especula los precios. Esta palabra proviene del pulpero que atendía las pulperías en las oficinas salitreras.
El pulpo, es el dinámico operador de la especulación y la venta inescrupulosa, dado que el tono de la palabra no es suave, sino violenta y de reclamo. En sí la usura es pecaminosa, es castigada por la Iglesia en la época medieval y en clara alusión a este pecado, se refiere una connotación ideológica, dado que los usureros no son los nobles, sino los siervos que ascienden socialmente y ésta es la burguesía, a la sazón, la clase social que destruirá la nobleza a fines del siglo XVIII y XIX.
En conceptos ideológicos cristianos, la usura y la especulación esconden el fin que es la codicia, pecado capital de la cristiandad bajo medieval y que sin embargo, hoy el capitalismo en su versión 3.0 ha rescatado del pecado y hoy la codicia, que era enseñada en voces de juglares, leyendas y cuentos infantiles, ha sido restaurada por el neoliberalismo, porque se llama a los codiciosos, como emprendedores y a su empresa emprendimiento. La legitimidad social y aún económica de este, ha venido desde el propio sistema capitalista y contribuido a él, han hecho mucho los desertores de éste, como los ex izquierdistas y socialistas conversos al capitalismo, hoy llamados renovados, que condenan al socialismo, llamándolo retrógrado.
Los pulpos, no solo eran los dueños de las pulperías, ni solo lo son los comerciantes especuladores de precios, sino también los grandes empresarios, que han coludido a través de farmacias, pasajes de buses, venta de papel higiénico y pollos, entre otros conocidos.
Sin embargo, el castigo de la justicia de los hombres, esa de tribunales, jueces y abogados, ungidos por el poder que la misma sociedad les entrega y que lo hacen desde el bien, como desde el ego, muchas veces no castiga a estos hombres y mujeres que delinquen aun en pecado, según la Iglesia y que son tan culpables como el hombre y la mujer que hacen robos menores y que son inmediatamente condenados y expuestos a los medios. Aunque la igualdad no parece ser la palabra ideal para Chile, como tampoco lo era en la época de las oficinas salitreras.
"La usura y la especulación esconden el fin que es la codicia".
Patricio Rivera Olguín, historiador UTA.