Sabido es que los errores dañan instituciones, y mas aún a aquellas que inician un gran cambio. Me refiero al Ministerio Público, claro, los errores son de personas, pero cuando son garrafales y públicos, son mas fuertes, Me refiero a un fiscal que en Santiago formaliza por daños a menores autores de un robo de un bus del Transantiago y que para intimidar usan arma cortante; al formalizar por daños, garantiza la libertad de los imputados y re victimiza a los afectados, por suerte, la empresa afectada se querellará y ojalá se logre la internación provisoria de menores delincuentes y con un curriculum delincuencial amplísimo .
Lo que pasó con posterioridad a la delincuencia, denota la agresividad de los menores y del apoyo negativo de sus padres. Todos fueron detenidos, ahora por agresión a periodistas y a los efectivos de Gendarmería que custodiaban el tribunal.
Los delincuentes cuando quedan libres, no por inocentes, sino que por errores garrafales, agradecen el favor concedido e incursionan en delitos mas graves, y es ahí donde la gente buena se pregunta "y porque estaban libres". En este caso no fue falla de la justicia, fue del fiscal que formalizó erradamente y que con su actuar dañó la imagen de todo el Ministerio Público. Saluda atentamente.
Alberto Contreras Silva