Por allá, por los años 60, ocurrió en nuestro país un hecho que marcó un triste episodio humano, me explico: provocó una gran cesantía, fue el cambio de una época en que asumió y se transformó en un eje centro en el que todos sus engranajes giraban en torno a ella, la reina pasó a ser la mecánica, también llamada la revolución industrial.
Todo se movía a su antojo provocando el caos entre los obreros, siendo desplazados por una máquina, que trabajaba más rápido y no tenía que pagar sueldos ni imposiciones.
Hoy, la historia vuelve a repetirse, la computación aplastó a la mecánica, provocando una nueva crisis y o cesantía a estos trabajadores, en el que las diversas especialidades de la mecánica, se ven en la obligación de cambiar de oficio, comenzando de nuevo sus vidas laborales, adaptándose a otros medios desconocidos y muchos de ellos a edad avanzada, en el que cuesta adaptarse, primero psicológica y luego profesionalmente, lo que arrastra también a la familia, la que es fundamental en el ánimo del trabajador, lo que no siempre es reconocido.
Hoy todo se mueve por medio de este monstruo que envuelve al mundo, se ha convertido poco a poco en un ser siniestro, frío, indiferente e implacable y por el cual, muchos hogares han visto mermados sus ingresos a la nada misma.
Sabemos que todo cambio es bueno y vemos como nos han invadido de golpe en este siglo, con sus adelantos que jamás nos imaginamos que íbamos ha sentir tan hondo y que los mecánicos, íbamos a pagar un precio tan alto. Por esto, puedo decir con toda propiedad, ¿después de la computación qué?
Luis García B.