Debates parlamentarios
Los recientes debates observados en el Parlamento con motivo de intentar regular la interrupción de un embarazo en tres causales específicas mostraron a la opinión pública lo feble de algunas intervenciones en tanto al fondo de su argumentación y a la forma en cuanto a exponerlos. Salvo honrosas excepciones, claro está, la regla que impera en materia de debates al interior de una de las máximas instituciones de nuestro país (en sala o en comisiones) se asemeja peligrosamente a lo que podría ocurrir en cualquier sala de clases de jóvenes inexpertos e inexpertas, con la calidad de la educación que actualmente entregamos, a la hora de organizar un asado o una pichanga.
Estamos viviendo un año de elecciones, por lo que en pocas semanas más se intensificarán las estrategias de marketing electoral para tratar de vender candidatos a concejales y alcaldes a una masa de consumidores que carece de herramientas de análisis, por ignorancia o desidia, que le permitan discriminar entre la paja y el trigo. La elección final se basará como siempre en la tincada del ofertón que particularmente nos acomode más.
La calidad de los debates y discusiones señalada anteriormente, representa una lamentable prueba que estamos eligiendo muy mal o no entendemos aún la importancia que tiene el acto de votar y la diferencia que existe entre votar y botar.
Hoy fue la discusión sobre una ley de salud pública, no de igualdad de género. Se está discutiendo sobre la mejor forma de nuestras relaciones laborales, falta la discusión de fondo de las mejores condiciones de salud o pensión para la mayoría de los chilenos.
Marcelo Saavedra Pérez