La Chinita
El apelativo "Chinita" a la Virgen María, viene de la voz quechua "xinu", que quiere decir "servidor," castellanizada como "chino", de uso en toda Latinoamérica. La "china" chilena de los campos del sur, la pareja del huaso y protagonista de tonadas y cuecas, es exactamente eso, la joven casadera del pueblo que trabaja como sirvienta antes de casarse; de ahí el infaltable delantal que lleva como atuendo típico cuando se la representa en el folklore nacional. La referencia a la Virgen como "La Chinita" tendría dos posibles orígenes: Primero, en la prontitud y ternura con que la Virgen María, según el credo católico Madre del Hijo del Hombre y de toda la humanidad, acude a servir a sus hijos, especialmente cuando éstos están afligidos (de ahí la noción de "Auxiliadora"). Segundo, el mote podría ser la extensión de la palabra "chino", referido a los servidores de la Virgen que en la forma de bailes u otras expresiones le expresan su devoción. Los bailes chinos aparecieron en Chile en las áreas mineras de la Tercera Región, y sus bailarines danzaban vestidos como mineros y no, como podría creerse, como habitantes del país China, lo que refuta cualquiera relación con el país asiático. La "Chinita" está en toda nuestra católica América Latina. Recuérdese, por ejemplo, la santa mejicana la "China Poblana", cuyo status social no era otro que el de sirvienta. También tenemos el caso de "La Chiquinquirá" o "La Chinca", un lugar de adoración a María, como lo es La Tirana, situado en Colombia. En La Chinca se tocan, bailan y cantan "gaitas" venezolanas, un tipo de canción religiosa. Una de ellas dice: "Gaitero de Maracaibo soldado valiente de la tradición, que cantas a la Chinita las gaitas bonitas que da tu región...". De todo esto, se infiere lógicamente que nuestros pueblos comparten una historia y cultura comunes.
Prof. Dr. Haroldo Quinteros