editorial
Una tarea para la educación
El año 1997, el gobierno encabezado por el entonces Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle implementó la Jornada Escolar Completa, medida que entre otros objetivos prolongaba el horario de clases de los estudiantes.
A casi dos décadas de su lanzamiento, la decisión continúa generando discusiones políticas y académicas, aún no ha sido aplicada en la totalidad de los establecimientos educacionales del país y se cuestiona su real impacto en el proceso del aprendizaje.
Junto a todos estos cuestionamientos, ahora nuevamente se reabrió la polémica. Esta vez la discusión fue desencadenada por una circular que el Ministerio de Educación envió a 18 mil establecimientos educacionales del país recomendando que las tareas para la casa "no sean para el fin de semana".
La recomendación se incluye en un documento denominado "Orientaciones pedagógicas sobre propósito, ambiente y sentido de las tareas para la casa". Todo esto se suma al planteamiento de un grupo de parlamentarios que a través de un proyecto de ley buscan formalizar el concepto de "la tarea es sin tarea", el que se viralizó mediante las redes sociales y que pone en el debate el agobio que sufrirían los estudiantes, quienes luego de permanecer hasta ocho horas en las aulas, deben dedicar aún más tiempo para sus deberes escolares.
Pero más allá del debate sobre el particular, esta discusión reafirma la necesidad de analizar profundamente cualquier modificación al sistema escolar, toda vez que se trata de una materia que afecta profundamente el desarrollo de las nuevas generaciones, evidentemente el bien más preciado de una sociedad.
En ese sentido es necesario recoger la opinión transversal de expertos, conocer detalladamente experiencias internacionales que de forma unánime han sido calificadas como exitosas y contextualizarlas en la realidad local.
Es preocupante que a 20 años de la aplicación de la jornada escolar completa se siga discutiendo su real aporte o, aún más grave, los posibles daños que pudiese causar en la calidad de vida y la salud mental de los niños y adolescentes.
Se trata de un tema demasiado relevante como para que quede al arbitrio de cada establecimiento, de un académico o proyecto educativo.
"Es preocupante que a 20 años de la aplicación de la jornada escolar completa se siga discutiendo su real aporte".