¿Hay inclusión en la educación universitaria de Tarapacá?
Los programas de inclusión de las casas de estudios y su real impacto en los alumnos en situación de discapacidad.
José Espinoza tiene 25 años y es conocido entre sus compañeros como "El pepillo". Este estudiante del tercer año de ingeniería en informática es también corredor profesional de rally en la categoría "ATV" experto cuatro ruedas. Su vida cambió una tarde en playa Cavancha cuando un proyectil de bala entró por su clavícula, perforándole el pulmón y cortando su médula.
Esta situación significó para José cambiar de carrera y de universidad. El porqué lo explica de la siguiente forma: "En lo primero que pienso cuando voy a un lugar es en su infraestructura. Mi condición en la silla de ruedas a veces no me permite llegar a todos lados e igual es fastidioso andar molestando a la gente para entrar", recordó.
Luego de un recorrido por distintas casas de estudios universitarios, Espinosa decidió inscribirse en la Inacap ya que a su juicio, esta institución ofrece la mejor infraestructura en cuanto a accesibilidad para personas con en situación de discapacidad motora.
"Yo viví en medio de seguir estudiando luego de quedar en la silla de ruedas. Hay gente que nació así y que de a poco se ha ido integrando, pero es al 100% porque tienen que ir un colegio específico. Creo que deberían tener la opción de ir a cualquier colegio, al igual que una persona que no tiene discapacidad", planteó.
Pedagogía
Si bien en la región luego que se presentaran los resultados del "II Estudio Nacional de la Discapacidad", no se tiene una cifra de cuántas personas mayores de 18 años estudian o culminaron su educación universitaria, pero en 2004 se contabilizaron a 1.450 personas, mientras que 2.157 no la habían completado, según Senadis.
Sobre las acciones y estrategias emprendidas para contrarrestar esta situación, el director académico de la Inacap, Roberto Varas, recordó que como institución mantienen una política de apoyo pedagógico para sus alumnos.
"Tenemos un equipo de tutores que se encarga de ayudar a quienes tengan problemas para entender alguna asignatura. El trabajo se basa en desarrollar un programa de seguimiento hasta que el alumno logra insertarse en el común de sus compañeros de clases" refirió Varas sobre este programa de acompañamiento pedagógico.
Por su parte, Hernán Oyanedel, trabajador social y docente del área Humanidades y Educación de Inacap, mencionó que en términos de inclusión esta sede no presenta dificultades de acceso desde el punto de vista motor.
"Siempre se puede mejorar y esto podría ir en tener exclusividad en los baños. Si hablamos del área académica desconozco si hay experiencias, por ejemplo, con estudiantes con discapacidades sensoriales en la que tengamos que adaptar libros en sistema braille o que un profesor se prepare para dictar una clase a una persona ciega", precisó el académico.
Atención social
Oyadenel manifestó que desde hace un mes comenzó a funcionar un nuevo proyecto en donde participa una psicopedagoga y él como trabajador social, además de dos estudiantes de trabajo social y de psicopedagogía. Se trata del Centro de Atención Psicopedagógica y social (CAPS).
"El CAPS atienden los lunes y viernes a los estudiantes, que no sean atendidos por el grupo de tutores y que tengan algún tipo de dificultad académica, pero que esté correlacionada con un problema psicopedagógico o social", detalló Oyanedel.
En cuanto a otras propuestas de educación superior inclusivas que se están desarrollando en la región, Margarita Briceño, vicerrectora de Investigación, Innovación y Postgrado de la Universidad Arturo Prat, describió que esta institución postuló en el 2014 a un Proyecto de Integración Educativa (PIE), que sumó un aporte de 150 millones de pesos de parte del Ministerio de Educación y con un aporte de 20 millones de pesos cde la casa de estudios.
"Además de la mejora en espacios, la iniciativa busca que los docentes adapten las técnicas de estudio con sus estudiantes, facilitando así la nivelación de los alumnos pesquisados con Necesidades Educativas Especiales", refirió.
"En esta fase nosotros no queríamos afectar las mallas curriculares ni tampoco los contenidos, sino la forma de hacer las clases", manifestó la vicerrectora y agregó que también la institución luego de desarrollar un diplomado en Lengua de señas, busca la creación de unidades permanentes que manejen este lenguaje y a esto se le suma un manual de inclusión que se distribuirá al interior de la Unap.
Formación
Mireya Corona es estudiante de Educación Diferencial en la universidad Santo Tomás sede Iquique que está en situación de discapacidad auditiva. Parte de su historia será narrada por su intérprete, Katherine Araya, a través de la cual Mireya contó cómo se viene desarrollando su formación universitaria.
"El profesor debe saber lengua de señas para que no haya un intermediario ya que muchas veces se pierde información específica. En esta aula del colegio Patricio Lynch de Iquique, hay una integración porque todos los alumnos con discapacidad auditiva son formados por profesores que manejan lengua de señas. Ahí se da la integración", analiza Corona sobre los modelos aplicados en dos universidades regionales ya que por un lado la Unap formará a funcionarios y académicos en lengua de señas y, por su parte, la Santo Tomás dispone anualmente de un presupuesto para la contratación de intérpretes.
"Es muy importante el intérprete porque es otra forma de recibir información. Nuestra lengua natural es la de señas. El problema no es nuestra capacidad, sino las barreras que nos ponen las otras personas cuando nos exigen que seamos iguales a ellas", expresó Contreras.
A su juicio, es esencial que un profesor de Educación Diferencial conozca la lengua de señas y la cultura de las personas sordas. "Falta abrir los ojos y ver que hay muchas necesidades cuando se habla de inclusión", enfatizó.
Inversión
Sobre este punto, Paola Hormazábal, directora del área técnica de educación del CFT de la Santo Tomás, indicó que hay un Comité de Inclusión que tiene como objetivo principal apoyar a los jóvenes que presenten algún tipo de discapacidad para que lleven sus estudios en las mismas condiciones de sus compañeros.
"En el centro de formación técnica se adjudicó un proyecto con fondos del Senadis que incluye la contratación de intérpretes en lengua de señas y un profesor de Educación Diferencial que también maneje esta lengua para que apoyen tanto a alumnos como a algunos decentes en adaptaciones de contenidos y a metodología de evaluación", precisó.
Sobre el abordaje de una educación superior inclusiva en las universidades regionales, Aldo Ocampo, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de Educación Inclusiva (CELEI) de Chile, calificó como una práctica de "buena voluntad" el tema de la inclusión.
"Las universidades han visibilizados que estos colectivos estaban, pero el trabajo duro que se hace en cada casa de estudios superiores es que se dice una universidad inclusiva y lo decreta en su proyecto educativo. Sin embargo, cuando uno va a mirar cómo se da esto en la práctica, no es una universidad inclusiva", analizó.
Ocampo ejemplifica que cuando una institución se plantea cómo hacemos el currículo, sólo se hacen ajustes. "Otros hablan de diseño universal, de poner rampas o ascensores. El problema es mucho más potente y de fondo. Por ejemplo en la UNAP tienen este programa de inclusión, pero no con la visión de que el estudiante sea activo sino que es totalmente asistencial y compensatorio", dedujo Ocampo.
En palabras del director del CELEI, lo que actualmente hay cuando se habla de inclusión en la educación universitaria es una ficción ideológica ya las universidades han trabajado en una política institucional.
"Es relevante considerar al sujeto en situación de discapacidad como voz parlante y documentar las experiencias que describan la gestión de su propia inclusión. A partir de esto, podremos identificar modelos y acciones de mayor deliberación, especialmente, desde un sujeto en potencia", finalizó Ocampo.
"El problema no es nuestra capacidad, sino las barreras que nos ponen.
Mireya Corona, estudiante."
Mineduc no dispone de plan de inclusión
Para conocer si existe un plan de inclusión en la educación universitaria se consultó a la seremi de Educación y ésta informó que el Plan de Integración Escolar llega sólo hasta la enseñanza media.
Derechos de las personas con discapacidad
En el 2008 Chile se suscribió a la Convención sobre Derechos de Personas con discapacidad que obliga a los Estados a promover y asegurar el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de estas personas.
"Es relevante considerar al sujeto en situación de discapacidad como voz parlante.
Aldo Ocando, doctorando en Ciencias de la Educación"
La brecha educacional en la Primera Región
Para el 2004 el 6 % de las personas con discapacidad no contaban con ningún año de estudio aprobado, 2 de cada 5 no logró completar la enseñanza básica, sólo el 11 % cursó la media completa y el 7.5 % accedió a un instituto técnico o universidad.
41.512 personas mayores de 18 años viven en la región con algún tipo de discapacidad, ya sea severa o moderada, según cifras del Senadis.
2,3 % de las personas con discapacidad completó la enseñanza universitaria, según cifras del Senadis que no se actualizan desde el año 2004.