Pensionado
Desde el año 2014 y con motivo del terremoto que afectó a esta región, varias secciones del hospital regional sufrieron daños, entre ellas el área de pensionado por lo cual este servicio cesó sus funciones.
La situación descrita fue totalmente comprendida y asumida por los usuarios, pero es inconcebible he impresentable que a dos años y medio del evento que afectó a esta ciudad aún no funcione el pensionado del hospital regional, coartando así la libertad de los pacientes a optar por un mejor servicio, dentro del sector público de salud.
Ahora me referiré a un caso puntual, para la atención maternal (parto), las usuarias de Fonasa tienen la opción de adquirir el bono PAD el cual tiene un costo aproximado de $255.000, dicho bono da la opción a la paciente de atenderse en alguna de las dos clínicas o en el pensionado del hospital regional, con la salvedad de que si la usuaria se atiende en el sector privado pierde todos los beneficios del programa Chile Crece; dejando como única opción viable para las usuarias de Fonasa la atención en sala común del hospital regional para no perder los beneficios de dicho programa y de paso coartando abiertamente el derecho a elegir y optar por una mejor atención en el servicio público de salud.
Ante la imposibilidad de reactivar el servicio de pensionado en el corto plazo, quizás una buena solución sea enviar a las pacientes de Fonasa, que con mucho sacrificio han reunido el dinero para pagar pensionado, dar a luz en alguna clínica sin perjuicio de que reciban todos los beneficios del programa Chile Crece y a si respetar el derecho a optar y elegir libremente una mejor atención sin que sus derechos se vean vulnerados.
Contradicción
Aquellos que enarbolan un grito contra la desigualdad conllevan una contradicción insalvable en su discurso. Su discurso igualitario es una contradicción en los términos, pues es claro que no rompen ni pretenden romper la relación entre gobernantes y gobernados. Así, el poder político se convierte en un ascenso inevitable al privilegio, que los promotores de la igualdad no quieren evitar y en parte no pueden evitar por las propias dinámicas del poder. El problema de todos los igualitaristas en ese sentido, es que en sus pretensiones distributivas siempre caen en la paradoja de concentrar más y más poder bajo sus manos, sobre todo porque se presumen moralmente superiores para ejercer el poder político. Así, generalmente y como paradoja, una vez en el poder, terminan siendo más iguales que el resto de los otros ciudadanos.
Jorge Gómez Arismendi
Marco Campos Montero