El pampino que cuenta su relato a nuevas generaciones
Gilberto Vigueras nació en Huara, pero estuvo casi toda su vida en la oficina salitrera Victoria. Desde su experiencia quiere rescatar esas tradiciones para los más jóvenes.
Hay personas que encajan muy bien en la definición de la palabra "multifuncional" y Gilberto Vigueras (84), sin lugar a dudas, es una de ellas.
Pampino, profesor normalista, director de varios coros, militante del Partido Radical y ahora devenido en escritor, este oriundo de Huara puede decir que ha disfrutado la vida "a concho", ya que casi no existe tarea que no haya realizado.
Aunque claro está, su mayor pasión fue, es y será, rescatar las tradiciones pampinas del Tamarugal. En específico de la oficina salitrera Victoria, lugar donde estudió y le dobló la mano al destino según él mismo cuenta.
"Tenía muy buenas notas todos los años. Iban al colegio a tomar exámenes comisiones de profesionales de la oficina y cuando estaba en sexto empezaron a preocuparse de qué iba a hacer yo. Yo tenía la edad mínima, 12 años, mis compañeros tenían 17 o 18 y le ofrecen a mi mamá un beca en el Seminario de La Serena para ser cura y yo dije que bueno", cuenta el pampino, agregando que era común en esos tiempos repetir cursos para cumplir la edad necesaria y trabajar en las faenas salitreras.
"Mi profesor y mi director dijeron que cómo era posible que me hiciera cura, así que hacen las gestiones para que me presente a la Escuela Normal de Antofagasta. Un día me dicen que debo venir a Iquique a dar un examen y fue mi primera vez aquí", recuerda.
Una vez titulado en 1952 se fue a trabajar a La Serena y recién en 1955 volvió a su amada oficina Victoria, donde se quedó enseñando hasta inicios de los setenta a varias generaciones de pampinos.
Esos momentos los mezclaba con su otra pasión: ser scout. Es que como se dijo, el ahora octogenario señor fue multifuncional toda su vida y perteneció muchos años a la Brigada Eleuterio Ramírez, donde también lideró a varias tropas de aventureros pampinos.
"Me hice cargo de los scouts en Victoria a partir de mi llegada en 1955, pero desde los 11 años que fui scout. Fui lobato, fui de todo. El scout en ese tiempo era una escuela de civilidad", rememora.
Fue así como llegó 1972, año en que se le presentó una nueva oportunidad a este padre de 6 hijos y abuelo de más de 40 nietos. Vigueras cuenta que ese año le ofrecieron ser profesor en Iquique, en plena Unidad Popular.
"Se organizó la Coordinación Nacional de Educación y cada región tuvo su Dirección Regional de Educación. Yo venía saliendo de hacer el curso de director en Santiago, hicieron un concurso y logré entrar estando en Victoria. Ahí empezamos a trabajar. Nunca se implementó una reforma más efectiva como la que hicimos nosotros bajo el gobierno de Allende", asegura, detallando desde su perspectiva los que fue la Escuela Nacional Unificada, idea que pregonaba una educación que debía ser permanente, democrática, participativa, pluralista y acorde con las necesidades económicas del país.
Ese sueño se truncó con el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Por esos días, recuerda, tuvo mucha suerte. Cuenta que muchos de sus amigos y conocidos se fueron a Pisagua, pero él no.
"Yo toda mi vida he tenido mucha suerte. El '73, a comienzos de ese año, se abre un concurso para dirección de escuelas. Gané el concurso y me fui a trabajar a la escuela Buen Pastor", sostiene.
Ese lugar lo dirigió por más de diez años. Luego el establecimiento, cabe señalar, se mudó al sector de los tambores de agua en Iquique, transformándose en la Escuela España. En ese colegio tuvo una creación que añora hasta el día de hoy: un coro.
Y no fue cualquier coro el de ese colegio según dice. Aunque ya había tenido vastas experiencias musicales, esa banda hecha con alumnos que habitaban zonas vulnerables de la ciudad tuvo múltiples instrumentos y le fue a tocar hasta el mismo Presidente de la República, Eduardo Frei.
"Cuando jubilé empezaron los problemas. A los dos años la banda desapareció y se terminó el proyecto", dice con pesar.
Libro
Para plasmar sus experiencias, más allá de haber vivido y enseñado en una oficina salitrera, Vigueras escribió el libro "La Pampa Contada", texto que él mismo dice, no pretende ser literatura sino algo que inste a las nuevas generaciones a no olvidar su herencia pampina.
"Los chiquillos más actuales no leen, puro computador. La idea de este libro es hacer un texto pedagógico, con trozos cortos, entendibles, vocabulario fácil, sin fechas históricas, de tal manera que sea más digerible para ellos", concluye.
Gilberto Vigueras, oriundo de la oficina Victoria y autor de "La Pampa Contada""
"Los chiquillos más actuales no leen, puro computador. La idea de este libro es hacer un texto pedagógico""