Mauricio Torres Paredes
Se había transformado en un ícono reconocible del sector ubicado entre la Escuela Santa María y el Mercado Centenario, pero ya no está en ese lugar. Se trata de una figura que representa a la familia pampina que habitaba las salitreras en el contexto de la masacre obrera de 1907.
"Es propiedad del municipio. Se mandó a hacer durante la gestión de Myrta Dubost. El año pasado se prestó para un acto pero se la tuvieron que llevar porque la empezaron a orinar. No hay respeto", dijo la presidenta de la Corporación Hijos del Salitre, Sara Benavides.
Mantención
La Municipalidad de Iquique se apresuró en precisar que "la escultura que se encontraba a un costado del Liceo Bicentenario está en mantención y una vez finalizado el proceso será restituida nuevamente a su lugar".
De hecho, la figura era una víctima frecuente de actos "poco higiénicos" según denunciaron los mismos vecinos del sector. Además, en pocos días se desarrollará una nueva conmemoración de la Matanza de Santa María, en la que murieron cerca de tres mil obreros de las salitreras el 21 de diciembre de 1907, entre chilenos, peruanos y bolivianos, por lo que su "regreso" sería inminente. Hoy el monumento está en la Dirección de Aseo y Ornato.
Atractivo
Sara Benavides lamentó la situación en que se encuentra un lugar de relevancia histórica, relatando que la escuela es consultada por los turistas.
"Los turistas y las autoridades llegan y dicen 'Llévenme donde fue la Santa María', ¿y hay que llevarlos a ese lugar pestilente?. Me pasó cuando vino Belisario Velasco (exministro del Interior para el centenario de la masacre en 2007). Él me dijo 'Llévame a la Escuela Santa María' y tuve que llevarlo, me morí de vergüenza. No puede ser que una de las mayores masacres de obreros del mundo no tenga un espacio donde rendirles homenajes", acusó, criticando que solo exista un monolito "fétido, maloliente y lleno de excretas".
Asimismo, recordó cuando la noche del 20 de diciembre de 2007 se realizó una romería desde la catedral junto al obispo. "Pusimos velas, ofrendas florales, coronas de papel para mantener vigente la tradición pampina y tuvimos que salir porque los drogadictos se la tomaron", contó.
21 de diciembre de 1907, se registró la matanza, ordenada por el general Roberto Silva Renard.