Salvavidas revelan los secretos de los veranos en Cavancha
No solo de la seguridad de la gente se preocupan, ya se ocupan de niños perdidos, curados e irresponsables.
Verano, sol y playa para la mayoría son sinónimo de relajo, no así para el Cuerpo de Salvavidas que durante la época estival no solo debe resguardar la seguridad de los bañistas, ya que también deben hacerse cargo de asuntos tan diversos como cuidar niños perdidos, echar a borrachos de la playa u orientar a extranjeros sobre los riesgos del mar.
Así lo comenta el seleccionado nacional de bodyboard Gabriel Brantes de 35 años, quien lleva 5 años en esta labor.
"En verano se pierden muchos niños, hacer un llamado a los padres que si vienen a la playa que no se echen y se olviden de sus hijos porque ahí se ahogan, se pierden, hasta se los pueden robar", advierte el deportista, quien en los pasados Juegos Bolivarianos obtuvo medalla de plata.
Otro aspecto al que deben dedicar varias horas es advertirle a los extranjeros, especialmente turistas bolivianos, sobre los riesgos de la playa. "Los que vienen no tiene mucha conciencia con el mar... Ellos llegan e ingresan", señala el salvavidas, quien añade que aunque no es parte de sus facultades también deben lidiar con los infaltables curados, a quienes les impiden el ingreso al mar para no poner en riesgo su integridad.
Otro problema que tienen que enfrentar a diario es la escasa preocupación de los visitantes con su basura, ya que pese a que existe personal municipal a cargo de la limpieza en las playas, ellos se preocupan de recordar a la gente que boten sus desechos donde corresponde, una recomendación que todos reciben favorablemente.
Por último, deben preocuparse que los veraneantes de Huayquique o Bellavista dejen las brasas de sus asados apagadas, para evitar que algún niño se queme los pies, algo que el rider iquiqueño aclara no es un hecho aislado.
Terremoto
En el caso de Esaú Pacheco, uno de los salvavidas más antiguos de Iquique, con 12 años de trayectoria, fue protagonista de una de las experiencias límites que les tocó enfrentar a este grupo de salvavidas, ya que en marzo de 2014, un mes antes del terremoto cuando aún no culminaba la temporada de playas y piscinas, se registró un fuerte sismo de 7 grados en la escala de Richter que obligó evacuar la playa. "Fue como un simulacro, nosotros no lo sentimos estando en la playa, cuando sonaron las sirenas la gente salió y de ahí la Armada nos ordenó que evacuáramos", recordó Esaú, quien atesora una sabrosa anécdota de ese día en Playa Huayquique, cuando quedaron botados todos los asados en la playa, lo que fue aprovechado por las personas en situación de calle, que tuvieron la ocasión para darse un verdadero festín con toda la comida que quedó abandonada.
Sin embargo, lo que más apasiona a este grupo de rescatistas es el arduo entrenamiento que deben enfrentar a diario para poder responder a los requerimientos físicos de este oficio, donde no todos logran superar las duras pruebas, ya que al examen exigido por la Armada y el municipio iquiqueño se adiciona otra prueba donde los postulantes deben nadar 800 metros y trotar 1.600 en tan solo 20 minutos.
"Lo más entretenido de trabajar en esto es que todas las mañanas en que llegamos nos hacen entrenar una hora en la piscina (Godoy) y eso a todos nos mantiene súper activos ya que empezamos la mañana súper motivados", relata Gabriel Brantes, mientras inspecciona desde la torre de control qué ocurre a mediodía en Cavancha.
Luego de eso llegan a la playa cerca de las 10.30 de la mañana, acompañados de sus equipos, donde pueden entrenar otra hora más, ya que la mayoría de los salvavidas son deportistas profesionales en diversas disciplinas náuticas como natación, waterpolo, bodyboard y surf, lo cual a su juicio tiene un mayor plus, ya que se trata de gente altamente capacitada en el caso de que ocurran situaciones de alto riesgo, como rescates con marejadas en playas no habilitadas.
A su experiencia deportiva se suma el manejo de motos de agua, que en el caso del municipio iquiqueño reforzó su labor durante esta temporada con dos botes de salvataje, dos motos acuáticas, tres carros de arrastre, tres tablas de rescate y dos motos de 4 ruedas.
Brantes, que en ningún momento se quita sus lentes de sol y tiene una gruesa capa de bloqueador en su rostro, afirma que su vocación de salvavidas la tiene desde niño, cuando participaba en rescates en su calidad de deportista, hasta que se animó a desempeñarse formalmente en este oficio, que en el caso de Iquique se mantienen en invierno con un menor número para resguardar la seguridad de quienes practican body y surf.
Romance
Pero no todo es sacrificio para estos jóvenes deportistas, ya que los largos días de sol y descanso propician los clásicos amores de verano, donde los salvavidas obviamente no quedan ajenos a los caprichos de Cupido.
"Viene mucha gente a tomar sol, chicas bonitas... Hay compañeros que han tenido sus conquistas de verano", señala Brantes con una sonrisa incómoda, quien se excusa señalando que no es su caso, ya que asegura categórico, es feliz junto su pareja.
Por último este enamorado del mar afirma que lo único malo de su trabajo es la radiación solar. "Es súper complicado acá en Iquique, hay gente que no le gusta mucho el sol y se aburre", señala el seleccionado nacional.
Mujeres
El cuerpo de salvavidas no solo está compuesto por varones, son 5 mujeres quienes lograron sortear las difíciles pruebas físicas, entre éstas Bárbara Segovia, una joven deportista que este año decidió sumarse al grupo como desafío personal.
"Hace como tres años me motivé hacer el curso, pero no lo terminé porque me fui a Viña, hace unos meses volví a Iquique y varios amigos me incentivaron, entonces dije 'lo voy hacer como prueba' y me fue gustando, me fui enamorando", manifestó la estudiante de medicina veterinaria, quien con este oficio ve la posibilidad de reunir recursos para costear sus estudios.
"En verano uno está hasta de niñero y pierde la conexión con el trabajo".
Gabriel Brantes,, salvavidas sobre la pérdida, de niños en las playas."
"Cuando sonaron las sirenas todos se fueron, de hecho fue chistoso porque quedaron todos los asados".
Esaú Pacheco,, recordando los sismos, previos al terremoto."