Puerta Chica: la entrada al mundo ferroviario del siglo XX
La histórica calle permitía el acceso a las instalaciones de Ferrocarriles del Estado, que estaba resguardado por murallas hechas de durmientes y rieles.
"Cuando yo tenía 10 años llegué aquí, porque mi papá trabajaba en el ferrocarril. Era un lugar cerrado con durmientes en que no podía ingresar ninguna persona después de la 6 de la tarde, si no era residente".
Desde esos recuerdos de niño han pasado 43 años y Fernando Valle, residente de la calle Puerta Chica, aún añora los tiempos en que sus vecinos de la misma edad no sabían del tiempo cuando jugaban y los días pasaban entre rieles, durmientes y locomotoras.
Es la historia de la calle Puerta Chica, ubicada en El Colorado, cuyo nombre se debe a la clásica entrada desde el Pasaje Olcay en continuidad de la calle Barros Arana al norte del acceso a los recintos ferroviarios, dado que era una puerta chica, siempre cerrada con la cual se entraba al mundo ferroviario de los antiguos Ferrocarriles del Estado y se daba a paso a las calles Ferrocarril, Pasaje Olcay, la Puerta Chica, entre otras, explica Patricio Rivera, académico e investigador de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat.
Esas calles estaban dentro de los recintos ferroviarios que eran guardados por murallas hechas de durmientes en forma vertical y asegurados por rieles en horizontal; la Puerta Chica terminaba en dirección al mar, cercana a un cambio de vía y básicamente se llama en base a su origen.
Legado ferroviario
La cronología de Puerta Chica -expone el académico de la Unap- data desde la época del Ferrocarril Inglés, que luego de 1951 pasa esos recintos a los Ferrocarriles del Estado de Chile y con ello, las casas del personal administrativo y operarios de la antigua compañía (que datan desde 1910 a 1940) son entregadas en la década de los ochenta a los habitantes de éstas casas por el Estado a través de la administración ferroviaria.
"La calle Puerta Chica guarda el legado de la época ferroviaria y salitrera, dado que era parte del recinto ferroviario que era cerrado y vigilado por serenos en el Iquique del siglo XX. Su legado se nutre en el recuerdo de los habitantes y apellidos Álvarez, Andaur, Segura, Arias, Ramos, Christie, Maldonado, Escobar, Valle, Mancarella y otros que fueron sus últimos y actuales habitantes", comenta el doctor en Didáctica de las Ciencias Sociales y la Historia.
Rivera agrega que la misma calle compartía con un vecino peculiar que eran tres estanques alimentadores de agua para las locomotoras y a la vez se cruzaba para llegar a ella entre rieles, trenes, convoyes , automotores y locomotoras que circulaban a cada rato dentro del recinto.
"También sus niños jugaban en los patios ferroviarios y a la vez en la cancha del antiguo Club Deportivo 'Huracán' que daba a sus patios, dado que tenía doble entrada y desde la misma calle se desembocaba en diagonal a la bajada a la playa El Colorado y a los sitios de las antiguas pesqueras Alyman Norte que luego fueron el Distrito Naval Norte y desde 1989 la Cuarta Zona Naval", expresa el historiador.
Casas de madera
Las construcciones de Puerta Chica son del tipo de casas de madera del Iquique de comienzos del siglo XX. Los inmuebles están construidos en pino de oregón, calaminas en el exterior, techo y cielo para el calor con claraboyas para captar la luz y ventanas con barrotes.
"Asimismo, tienen su fachada hacia el recinto ferroviario y sus patios hacia la calle Bellavista Estación. Por lo tanto, tienen dos entradas. A la vez, casi todas tenían granados e higueras. Al parecer eso demuestra la influencia anglosajona del Ferrocarril Inglés", indica Patricio Rivera.
Resiste al tiempo
Respecto al cuidado que ha tenido a través del tiempo, Rivera considera que la calle Puerta Chica es un ejemplo más de la asimetría del llamado patrimonio, pues dice que las autoridades sólo se preocupan de casas y edificaciones emblemáticas de calles de altos estratos y no de los barrios.
No obstante, a su juicio, la Puerta Chica resume una calle que ha resistido al tiempo de la modernización. Fue cercenada por las ampliaciones de conexión vehicular que llevan a la Zofri y el resto fue ocupado por galpones y locales de refacción de vehículos que se suman a la desprotección de seguridad que viven sus vecinos, como el hecho que las mismas casas quedan expuestas al tráfico de vehículos de alta velocidad.
"La calle Puerta Chica guarda el legado de la época ferroviaria y salitrera, dado que era parte del recinto ferroviario que era cerrado y vigilado por serenos en el Iquique del siglo XX".
Patricio Rivera, académico e investigador de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat."