Calle Bolívar: historia desde el cerro al mar
La tradicional arteria iquiqueña guarda el legado del auge salitrero y edificios de arquitectura clásica que aún se conservan.
De costa a cerro avanza la calle Bolívar, histórica arteria que debe su nombre al libertador Simón Bolívar.
Su denominación viene del tiempo del Perú y fue muy importante en la época del salitre, a fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
Como explica el sociólogo Bernardo Guerrero, Bolívar es una calle que va desde el litoral al cerro y su frontera natural es el Cementerio Nº 1.
"Bolívar fue una de las calles ejes del tiempo de oro del salitre. Una especie de pasadizo que iba de cerro a mar y que además se conectaba con el eje comercial como los bancos, notarías, el correo, el cable, entre otros edificios", comenta el profesional.
Sector rojo
Bolívar era la calle obligada donde bajaba la gente a trabajar al puerto o bien a esperar a notables viajeros como el Tani Loayza en la década de los 30.
En tanto, de Vivar hacia arriba era una calle del proletariado salitrero, de los ferroviarios, matarifes entre otras ocupaciones, cerca de la plaza Arica.
Este sector fue además por mucho tiempo el barrio rojo de la ciudad. Guerrero explica que fue rojo en dos acepciones: por los burdeles que allí existían y por la actividad de comunistas y anarquistas.
"En la calle Bolívar, entre Juan Martínez y Arturo Fernández, funcionó El Despertar de los Trabajadores, que fundó el líder obrero Luis Emilio Recabarren. Esta calle es uno de los ejes del llamado barrio obrero de la ciudad", comenta el sociólogo.
Tradición arraigada
Calle Bolívar guarda mucha tradición y edificios históricos. Bien los saben quienes habitan en ella todos los días.
Priscila Miranda, trabajadora de un local que vende artículos de aseo, expresa que "en esta calle hay harto movimiento y existe poco tráfico de vehículos por lo que no hay bocinazos. Es tranquila después de todo", comenta la trabajadora, quien agrega que entre los vecinos y comerciantes se llevan bien.
Para Vania Barrera, quien trabaja en un centro de copiados, las tradiciones se guardan en esta calle. "Como iquiqueña esta es una calle bien importante para nosotros, porque Bolívar viene del tiempo del Perú. Los edificios no han tenido muchas modificaciones, lo que es bueno. Es importante que se mantengan las tradiciones", manifiesta la vecina de Bolívar.
Construcciones
Desde fines del siglo XIX y por su cercanía al puerto donde se embarcaba el salitre a Europa, calle Bolívar concentró varias actividades económicas.
"Hubo una joyería, cuatro librerías, además del consulado de Alemania y de Estados Unidos. Estuvo también el Correo y Telegráfos que aún existe. También estaba el Banco de Chile, el Italiano, y el Español. La Notaría de Francisco Hurtado también estuvo allí", recuerda Bernardo Guerrero.
A ello se adiciona el modesto teatro que hubo cerca del Correo y en la que actuó la francesa Sarah Bernhardt.
Asimismo, Bolívar alberga construcciones que denotan la herencia inglesa en la arquitectura céntrica de la ciudad. De acuerdo a Guerrero, mezclando el estilo gregoriano y victoriano, la Comandancia de Guarnición del Ejército resalta como una esquina única en la zona, por su reconocible color y su material de construcción que difiere de lo típico en el sector.
"En otros tiempos fue un ícono de la llegada de la modernidad a la ciudad, siendo sede de 'Cable West Coast', empresa pionera en las telecomunicaciones", adiciona el académico.
Actualmente el Cementerio 1 se impone por su belleza que se mantiene, pese a su falta de mantención. Además en Bolívar con Arturo Fernández está el Museo del Boxeo, un recinto que ha sido autogestado por los deportistas admiradores del gran Tani Loayza. Más arriba en la esquina de Errázuriz, la familia Gamboni, fundadora de la Falange, aún mantiene su casa, en lo que en su mejor época, fue un lugar donde se vendían flores.
Hoy, con las nuevas migraciones -dice el sociólogo- aparecen construcciones inspiradas en los barrios de La Paz, que han ayudado a cambiar la arquitectura salitrera por otra que todavía no hemos terminado de asimilar.
"En la calle Bolívar, entre Juan Martínez y Arturo Fernández, funcionó El Despertar de los Trabajadores".
Bernardo Guerrero,, sociólogo."