Mijaíla Brkovic Leighton
A veces los balnearios muy concurridos agotan. Y, cuando ya van quedando cada vez menos días para que se acabe el verano, se vuelve necesario tomar un descanso absoluto en una playa tranquila donde no se requiera viajar largas distancias para llegar a ella. Si ese es el caso, la recomendación es Playa Blanca, un pequeño paraíso de arenas claras en las afueras de la capital de Tarapacá.
Ubicada a 9, 4 kilómetros al sur de Iquique, la costa del lugar ofrece diversos sectores de playas, siempre rodeadas por roqueríos ricos en fauna marina.
"Nos gusta mucho venir acá porque hay menos gente y también porque siempre se pueden ver peces y sacar pulpitos", dice Luis Walsh, mientras instala un toldo junto a su mujer y su hija para pasar una tarde playera.
Y es que por la calidad de sus aguas transparentes Playa Blanca es un lugar perfecto para el submarinismo. Así lo saben los de la Escuela de Buceo de Playa Blanca, grupo que se encuentra hace más de treinta años ofreciendo dos tipos de 'tours acuáticos', cada uno por $35 mil: buceo con fotografía submarina y buceo mar adentro para personas con licencia. "Estamos aquí todo el año porque en Iquique las condiciones son siempre buenas", cuenta Carlos Guerrero, instructor de la escuela.
Además, Playa Blanca ofrece la tranquilidad de una zona residencial sin restaurantes ni caleta, donde las casas que existen son principalmente de veraneo. "Vengo acá desde que soy chica porque mi abuelo tiene una casa aquí, pero soy de Los Andes", dice Amanda Guerrero, quien asegura que le gusta mucho el sector porque es "tranqui".
Por otro lado, Playa Blanca es también un lugar elegido por personas que acampan y se instalan en sus motorhomes.
"Es una tradición familiar el venir para acá a acampar. Nos gusta porque está cerca de Iquique, entonces podemos ir a comprar y traer cosas, y también porque es calmo en la semana", dijo Raquel Abrigo, instalada hasta con plasma, hace más de una semana, junto a su familia.