Estamos en Iquique
La expresión "Estamos en Iquique" no es para sentir orgullo. Resume de muy buena forma lo que es la ciudad. Un lugar donde la gente hace lo que quiere. Traigo a colación esta expresión por la cantidad de veces que la he escuchado y sufrido. Comentaba con un carabinero acerca del porque la gente se estacionaba donde quería. Y la respuesta fue clara y evidente: "Estamos en Iquique". Es decir, se puede estacionar en doble fila, tomar pasajeros en medio de la calle, etc. Ese carabinero, en otra ciudad, aplica el reglamento y buenas noches los pastores. Iquique se ha ganado la triste fama de que aquí todo es posible. Más que Macondo pareciera ser el far west.
Iquique se empezó a desregular producto de la masificación en el uso de de los automóviles producto de la Zofri. Muchos autos pocas calles. Y esta situación nunca fue tratada en forma sistemática, sino a través de parches. Se empezó a estacionar sobre las veredas y sobre los pasos de cebra. En la Unap, en Genaro Gallo entre Playa Brava y Arturo Prat, los vehículos se aparcan sobre las veredas.
Me encanta cierta informalidad de esta ciudad. Le da un aire mágico y coloquial. La señora sentada en una silla en el Morro para capear "la calor" y saludando a todo el que pasa por ahí. Una semana más y seguro que me convida un vaso de agua. Esa dama representa esa ciudad amable. Pero aquel que arriba de un auto cree que cabalga sobre un caballo modelo Django de Tarantino, me molesta. Y me molesta por que hace de una falta nuestra, la carencia de regulaciones básicas, en un motivo para avasallar tus derechos. Uno me espetó con ese argumento que da nombre a esta columna. Se estacionó en un espacio en el que está prohibido estacionar. Me miró casi con desprecio. Y agregó esa linda frase válida para la infancia y en ciertos contextos: "la calle es libre". Fin del diálogo. Iba al gimnasio, hijo del neoliberalismo, por lo mismo, con una idea de ciudad en forma de campo de batalla.
"Aquel que arriba de un auto cree que cabalga sobre un caballo modelo Django de Tarantino, me molesta".
Bernardo Guerrero Jiménez, Sociólogo."