Habían clientes, faltaba comercio
Llegó a Iquique el MS Amadea, el cuarto crucero de la presente temporada de un total de ocho que están programados para arribar al puerto de la capital regional.
Fue la ocasión para que las agencias y tour operadores pudieran venderles varias alternativas, aunque por los tiempos la salitrera Humberstone fue la que concentró a la mayor parte de los más de 500 pasajeros que llegaron a la ciudad. También fue momento para requerir la presencia de guías turísticos que pudieran acompañar a los turistas, de origen alemán, que abordaban la nave.
Si bien desde la bienvenida y saludo inicial brindado por Sernatur todo fue positivo, destacó que muchos de los turistas decidieron recorrer el centro de la ciudad y principalmente la plaza y el paseo Baquedano. Destacó aquí que solo había un artesano, un par de restaurantes y uno que otro café, lo que los obligó a sentarse en la plaza Arturo Prat a esperar y dialogar luego de haber ya recorrido y fotografiado la arquitectura del patrimonial paseo.
Para que Iquique sea una ciudad turística falta mucho, en eso no hay dos opiniones y por lo mismo se han desplegado esfuerzos para poder avanzar en esta materia y en esta ocasión, el comercio quedó al debe, pues junto con el caminar tranquilo de los visitantes, que pasaron dos o tres veces por el lugar sin tener mucho más que hacer, se iban potenciales clientes, que podrían haber adquirido especialmente productos típicos y disfrutado de sabores de la zona, pero ante las rejas del exterior de las galerías y los letreros de "cerrado" de algunos restaurantes y museos hay poco que hacer.
Un capítulo aparte lo marcó la mendicidad, pues si bien las delegaciones eran escoltadas por agencias de turismo y camionetas de seguridad ciudadana dispuestas por el municipio, los turistas vieron gran cantidad de personas en estado de ebriedad en los pastos del principal centro de reunión y por lo mismo prefirieron no acercarse demasiado, por ejemplo, a la torre del reloj.
Iquique tiene al turismo en el horizonte y para que las personas decidan volver su experiencia debe ser positiva, con actividades y recuerdos positivos. Ojalá que para el próximo crucero hayan más puertas abiertas.
"Ante las rejas del exterior de las galerías y los letreros de "cerrado" de algunos restaurantes hay poco que hacer".