En Iquique se observa una evidente crisis del espíritu colectivo que era fuerte en el tiempo salitrero. Todo cambia, la sociedad también. El individualismo ha ganado un espacio en forma abrumadora. No hay mayor preocupación por asuntos de interés general. Indiferencia, comodidad, egoísmo. Estamos insertos en un modo de vida de un sistema donde impera el mercado que dicen es cruel, desde luego si no hay las adecuadas regulaciones del Estado. Se podrían lograr más cosas en favor de la ciudad pero con esta situación, o no se obtienen o hay que esperar más tiempo de lo que corresponde. Entonces, ¿se podría hablar que hay una crisis del espíritu colectivo en Iquique?
Cuando Iquique vivía tiempo de gran angustia por el colapso de la industria Shanks en Tarapacá, funcionaba una activísima organización llamada Centro para el Progreso, que junto a la Municipalidad y el apoyo de los parlamentarios por la provincia, libró una dura batalla en defensa de los intereses de la ciudad tarapaqueña. La comunidad se movió y apoyó en comicios y paros.
Los tiempos han cambiado. Iquique está en buena situación, todos se dedican a sus propios asuntos, no hay espacio para lo colectivo. Es el dominio del individualismo. Es así como las juntas de vecinos son entidades de escasa representatividad, por la reducida participación vecinal. Esto ocurre en la junta de mi sector. Las sociedades mutualistas se mantienen algunas con dificultades, otras han desaparecido o están en vías. Lo mismo pasa con centros sociales de algunas colectividades extranjeras residentes. El homenaje a los caídos en la Escuela Santa María (1907) cada vez con menos asistencia. No se observa alguna representación de trabajadores del yodo ni portuarios (que apoyaron el movimiento pampino). Tampoco de alguna delegación de sociedad pampina. Dos partidos de la "gauche" hacen su propio acto, separadamente.
El individualismo supera rotundamente a lo colectivo que parece formar parte de la historia. Es indudable que estamos en una sociedad compleja. Se arrincona al idealismo, el quijotismo. En una calle citadina hay un interesante mensaje mural: "Apaga tu celular, enciende tu mente".
Mario Zolezzi Velázquez