El tráfico de drogas enquistado en los colegios de Iquique
18 establecimientos de la ciudad se encuentran en riesgo por ubicarse en sectores donde está presente el microtráfico, situación que es aprovechada por quienes venden a los estudiantes.
Un joven de 15 años, que por efectos de este reportaje se llamará "Stefano", es considerado un "piloto" en el mundo del tráfico de drogas en Iquique, alguien quien en la jerarquía de los traficantes se encuentra en el último escalafón. Su trabajo a diario es vender papelillos y bolsas de marihuana y pasta base a estudiantes de un colegio ubicado en el centro de la ciudad.
Confiesa que su arsenal de drogas llevado al establecimiento contiene desde un "medio mono" (menos de un gramo y medio de pasta base) envuelto en un papelillo y ofrecido a 500 pesos, hasta una bolsa del mismo estupefaciente pero a 10 mil. También porta paquetes de marihuana de $1.000, y lo que está hoy de moda, el "creepy", que lo ofrece a $2.000 por una cantidad ínfima.
"Stefano" se ubica en el perímetro de este colegio en los horarios de entrada (a las 8:00), de salida -la hora depende del día- y de los recreos (a las 9:30 y 11:15). También ingresa a la dependencia gracias a la ayuda de unos cómplices.
La ganancia del día, que puede alcanzar los 500 mil pesos, se la pasará a un "soldado", un joven que se dedica a cuidar a los pilotos, en ocasiones armado, a estar atento de la presencia de policías y de recibir lo recaudado. Lo compensará con el 10% aproximado.
La tarea que cumple Stefano, de lunes a viernes en un establecimiento educacional, se repite en otros de la ciudad. También ocurre que el mismo traficante que compra la droga es el que la vende afuera de los colegios. No usa "pilotos".
Como sea el modo, esta situación tiene preocupada a la comunidad estudiantil, especialmente a los apoderados y vecinos de distintos sectores de Iquique.
Según un estudio realizado en 2015 por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) sobre la población escolar de Iquique y Alto Hospicio (de 21.038 estudiantes de octavo a cuarto medio), un 20% de secundarios probó marihuana en el último mes.
Sobre pasta base y cocaína, un 7% de los alumnos las consumió en el último mes, y un 10% las probó alguna vez en su vida. "Al analizar la tendencia, se aprecia que el uso de esta droga ha aumentado sistemáticamente desde 2011, siendo el porcentaje más alto en los últimos 14 años. Ubicándose, además, sobre la media nacional que es de 5,5%", está escrito en el estudio de Senda.
"Los vecinos han sido testigos de cómo el consumo de los jóvenes ha aumentado, y la gente lo asume porque este problema ya se instaló. A tal punto está presente la droga que los estudiantes ahora ya no tienen la necesidad de salir a comprarla afuera de los colegios", dice el presidente de la junta de vecinos del centro de Iquique y de la Unión Comunal de la Primera Región, Hugo Marín.
Agrega que lo grave de su uso a una temprana edad son las consecuencias en algunos menores: "Los dirigentes siempre hablan de los problemas por el tráfico de drogas, pero no se profundiza más allá porque existe temor en denunciar, y que los cabros fumen en la calle se hizo algo habitual (…) Yo conozco casos dramáticos de jóvenes adictos, de chiquillos que dejaron el colegio e intentaron rehabilitarse afuera de la región. Pero la mayoría no se recupera".
Extensión de la droga
Los detectives del plan "Microtráfico-0" de la PDI y los oficiales de la sección especializada de drogas OS7 de Carabineros son las dos brigadas que combaten el tráfico en pequeñas cantidades. Según sus líderes, el subcomisario Rigoberto Morales L y el mayor Mauricio Fuentes, la presencia de sustancias ilícitas en los colegios es una extensión del comercio originado en las poblaciones, de personas o familias que ven en el menor otro público atractivo.
"Con base en estudios que realiza el Senda sobre la población escolar, hay alumnos que comienzan a consumir entre los 12 y 13 años, de cuando están en séptimo y octavo básico. Considerando este factor de edad de inicio, sabemos que los colegios serán buscados por los delincuentes para comenzar con la adicción de los menores. Por eso el OS7 primero enfoca su trabajo de prevención en los establecimientos", explica el oficial Fuentes.
Rigoberto Morales de la PDI, por su parte, recalca lo siguiente sobre este delito y su trabajo para combatirlo: "MT-0 se dedica a desarticular organizaciones, y sabemos que afuera de los colegios se comercializa droga, en su mayoría marihuana que es lo primero que prueban. Entonces, para desincentivar su consumo, atacamos el foco en las poblaciones y de esta forma erradicar a los llamados 'pilotos' que venden a un determinado grupo".
Según el OS7, 18 establecimientos educacionales en Iquique se encuentran en riesgo por la venta de drogas en sus alrededores, los cuales se ubican, principalmente, en los sectores del Hospital, de El Morro, de la plaza frente a Eliqsa, Salvador Allende con Óscar Bonilla, Tadeo Haenke con Pedro Gamboni, cerca de una universidad en Playa Brava y en el borde costero central.
Además, según un estudio realizado por Carabineros y el Gobierno en 2015, las poblaciones Villa O'Higgins y Valle Verde y el sector de Juan Martínez son puntos que han sido intervenidos por tráfico. A estos se suman las zonas informadas por el Ministerio Público en 2016: Gómez Carreño, Jorge Inostrosa, Nueva Victoria, Laguna Verde, Las Quintas y El Tamarugal.
Sobre las detenciones por el delito de microtráfico, la PDI ha arrestado en Iquique a 92 personas entre 2016 y 2017. Carabineros, en cambio, ha arrestado a 48 involucrados con este ilícito cometido cerca de un establecimiento entre 2015 y lo que va de este año.
MT-O informó, además, que este año se están desarrollando entre 15 y 20 investigaciones en barrios donde hay un colegio, y que han recibido cinco denuncias de distintas dependencias educacionales por la presencia de droga. OS7, en tanto, el año pasado realizó tres procedimientos por porte y consumo de estupefacientes en tres establecimientos.
Apoderados
Daniela Saavedra es apoderada de un colegio particular subvencionado y por tres años fue la representante de la zona norte (hasta la Cuarta Región) de la Asociación Nacional de Padres y Apoderados (Anapa). De todos modos sigue informada de cómo la droga ha llegado a los colegios.
"Este es un problema transversal que está afectando a muchos establecimientos, y hay algunos que enfrentan esta situación dentro de la dependencia (…) Es por esto que se están realizando trabajos con los equipos formativos y centro de apoderados para prevenir el consumo", comenta Saavedra.
El área técnica de prevención del Senda, en paralelo, ofrece distintos programas para evitar la adicción en los jóvenes. Uno es el "Continuo preventivo" el cual entrega a los colegios materiales de trabajo: abarca más del 90% de la población escolar de la región. Posee además un proyecto llamado "Actuar a tiempo", enfocado en los menores entre séptimo y cuarto medio: "Busca aumentar los factores protectores y disminuir los de riesgo, con tal de evitar el consumo y reducir los efectos negativos asociados a este", informa el servicio.
Respecto a la oferta de tratamientos para los adolescentes de la región, Senda incluye seis planes contra la adicción tanto para los jóvenes pertenecientes al Sename como para el resto de la población. El servicio, sin embargo, no detalló el número de alumnos en Iquique que están rehabilitándose.
"Sabemos que un niño o un adolescente que está solo, sin una red de apoyo, es alguien vulnerable y propenso a caer en un consumo problemático de drogas. Se han detectado casos de niños de 8 y 9 años que han empezado a probar de manera experimental y a los 12 y 13 ya presentan una adicción (…) Tenemos, además, una cifra alta de menores con un consumo experimental de sustancias", dice Nadia Zagal, encargada de los trabajos psicológicos en los 26 establecimientos municipales.
Secundarios
Cristian Araya, de 17 años, es un miembro de la Federación de Estudiantes Secundarios de Iquique. Con base en su experiencia como alumno y dirigente estudiantil, que también se da, y mucho, que los jóvenes lleven droga a las escuelas o llamen a traficantes para que se acerquen a las dependencias. "Se compran bolsas de marihuana de 5 mil y 10 mil pesos".
Dentro de los colegios también aprovechan de probar lo que compraron: "Además de los baños también se usan otras áreas vacías para evitar la presencia de los profesores e inspectores", dice Araya. Para el dirigente, el consumo entre los alumnos se distribuye de la siguiente manera: "De un total de 10 jóvenes, dos no consumen nada, 6 disfrutan de la marihuana, y dos le hacen a otro tipo de drogas como la cocaína".
Hugo Marín, dirigente vecinal"
"Conozco casos dramáticos de jóvenes adictos que dejaron el colegio""