Las aventuras y convicciones de una mujer taxista
Elizabeth Seguel conduce hace 10 años un colectivo, oficio que le permite conocer a muchas personas, manejar sus propios horarios y promocionar los atractivos de la región.
"Siempre he pensando que las mujeres tienen que tener las herramientas para que sean valientes y en circunstancias que sean adversas en la vida, no tener que seguir dependiendo de alguien", es una de las muchas opiniones de Elizabeth Seguel, quien tiene diez años como taxista, un oficio que la hace feliz.
A sus 65 años, ser una ama de casa desempleada no fue una opción. "Yo puedo ir por la vida diciendo que no tengo que pedirle nada a nadie", afirma.
Además del beneficio económico, para ella, levantarse y salir a la calle es único. "Es ideal trabajar porque además te abre un mundo de posibilidades, conoces personas, adquieres conocimientos y hasta puedes viajar", opina.
Seguel vuelve lo ordinario en extraordinario, ya que además de subir a sus pasajeros y llevarlos a su destino, le da un valor agregado a su trabajo. "Yo tuve una agencia de viaje porque soy guía turístico cultural. Por eso atiendo a la gente, hablo de opciones de entretenimiento, cómo deben cuidarse, a dónde ir (...) siempre ando trayendo en mi vehículo folletería de los intereses turísticos", cuenta.
Entre las bondades de su trabajo resalta que puede manejar su horario. Comienza muy temprano a las 7 de la mañana y finaliza a las 22 horas. Realiza tres pausas para cuidar su salud.
"Yo puedo tener este horario porque no debo mantener unos niños, por ejemplo", argumenta.
Al principio, sus dos hijas no estaban de acuerdo con el oficio, pero ahora ella incluso les facilita algunas diligencias y en la actualidad es tema de orgullo que se dedique a llevar a pasajeros.
Considera que presta un trabajo impecable. Por eso fija su posición ante el desempeño de otros colectivos. "Hay personas que no tienen el profesionalismo de trabajar, no se lo toman en serio", apunta.
Andar en una velocidad moderada, respetar las reglas de tránsito, tratar bien al pasajero e inclusive tener buena presencia es la lista de requerimientos que deberían cumplir los taxistas y que destaca la conductora.
Inicios
Identificar una actividad que le fuera rentable la empujó a colocarse detrás del volante: "Yo tengo mi título de contabilidad pero no pude ejercer, y sin experiencia y a mi edad no tuve otra opción".
Se preguntó qué podía hacer con sus conocimientos de guía y licencia profesionales, ya que "yo había visto otras mujeres en colectivo, entonces pensé que también podía hacerlo".
-¿No le da miedo manejar un taxi?
-Lastimosamente en Iquique el índice de peligro es bastante importante, pero miedo no me da, porque yo he ido a muchas ciudades y he tenido que estar con personas distintas... Uno está más alerta.
-¿Dónde ha estado?
-Me fui a Venezuela en el '69 con quien era mi marido. De ahí mi empatía con los migrantes, porque la situación de ahora me hace recordar mucho a cuando nosotros llegamos a Venezuela.
-¿Puede contarme de su familia?
-Tengo dos hijas que son profesionales y tienen su vida bien hecha. También tengo dos sobrinos, uno de 2 años y medio y el otro de 4 años y medio.
Críticas de carretera
En el día a día, Elizabeth Seguel tiene que lidiar con realidades. "Las personas creen que pueden tomar un colectivo en todas partes, y no caminan hasta las esquinas, si yo no tomara a las personas que están mal ubicadas perdería la mitad de la gente y dinero", dice entre risas.
También, no duda en hacer referencia a la necesidad que existe de enseñar a los niños desde pequeños las normas de tránsito, "que reconozcan los semáforos y los pasos peatonales", entre otros puntos.
Asimismo, usa una metáfora para explicar las desventajas de su oficio. "Lo triste es que tiene techo, aparte del techo del auto está el techo de ser algo más, por ejemplo no puedo llegar a ser jefa de departamento", comenta añadiendo que en ocasiones ofrece sus servicios como conductora, sobre todo a turistas o personas interesadas en paseos hacia los atractivos turísticos que hay en la región.
"¿Tu conoces el interior de Iquique?", pregunta Seguel a la interlocutora. Acto seguido no pierde la oportunidad en resaltar las maravillas de la zona. "Hay paisajes hermosos, la temperatura cambia y hasta es difícil caminar, cambia la altura...", relata.
Reconoce que muchas personas piensan que este trabajo no es bueno. "Nos dicen que somos lo peorcito, pero cuando uno sabe que lo esta haciendo bien lo otro no importa", concluye.
"Es ideal trabajar porque además te abre un mundo de posibilidades, conoces personas, adquieres conocimientos...".
Elizabeth Seguel,, taxista."