Como tarapaqueños, tenemos la legítima aspiración de alcanzar un desarrollo regional, sostenible y equilibrado, que permita dejar atrás la desigualdad que marca la historia centralista de nuestro Estado-nación.

Este anhelo, tiene asidero en gran parte de la sociedad civil local, quienes identifican como uno de los principales problemas, el agobio centralista y la desvinculación entre el interés general regional y la toma de decisiones, que al final del día se resuelve en oficinas, a casi dos mil kilómetros del territorio.

A la resistida elección de gobernador regional, que sin lugar a dudas, permitiría un avance general para Tarapacá, se suma uno de los puntos que establece el Proyecto de Ley sobre Universidades del Estado, sobre su forma de administración política.

Bajo la premisa de que el desarrollo de las regiones, se basa en el fortalecimiento de sus instituciones, a través del traspaso de competencias y autonomía en la toma de decisiones, resulta una contraposición, lo propuesto por esta iniciativa legal, impulsada por el Ejecutivo y que a través de la figura de un Consejo Superior (que reemplaza a la impuesta Junta Directiva), compuesto por nueve miembros, busca definir la política general de desarrollo y las decisiones estratégicas de nuestra casa de estudios.

Nuestra desavenencia, no está en el objetivo que tiene dicho consejo, sino más bien en su constitución, luego que según lo propuesto por el Ejecutivo, de los nueve integrantes, 3 son nombrados directamente por la máxima autoridad del país. Mientras que 5 de los 9 integrantes, se les impone como requisito, no desempeñar cargos o funciones en la universidad.

Estos dos elementos, creo que difieren completamente de lo que la sociedad civil y los estamentos internos, demandan de la principal casa de estudios superiores, vislumbrando con la actual propuesta, una continuación del sistema que hoy heredamos.

Como tarapaqueños, proponemos la definición de un Consejo Superior, que a través de sus nueve miembros, se representen tanto, las sensibilidades de los tres estamentos internos, como también las necesidades de la comunidad regional, fortaleciendo así nuestra labor, como un actor clave, movilizador de cambios y reflejo de la sociedad.

"Nuestra desavenencia no está en el objetivo que tiene dicho consejo, sino más bien en su constitución".

Gustavo Soto Bringas,, rector Unap."

El cambio de hora se hizo sentir ayer. Los pequeños que no habían ido a clases por el "sándwich" del pasado lunes y feriado del martes volvieron a clases y mostraron su más evidente cara de sueño. Ojalá que se adapten pronto.

Impuntuales

Desde temprano estaba Jaime "Pipí" Carreño, los jugadores y medios de comunicación para la presentación de Municipal Alto Hospicio, pero la actividad inició con una hora de retraso. Llama la atención en un municipio que intenta dictar normas de orden a los medios.

No se hace problemas

Enzo Guerrero comentó que se siente bien jugando como volante de corte en el CDI. Sorprendió su sinceridad al admitir que si debe cometer infracciones lo hace. Ojalá que no se le pase la mano y emule a "históricos del hacha" como Ormeño, Chavarría, Lepe o "Kalule".

Durante el periodo comprendido entre los meses de enero y junio de este año, las operaciones comerciales de Zona Franca (Zofri) con Bolivia registraron una baja del orden del 15,9%, lo que mantiene inquietos a los empresarios vinculados al sistema en la región.

En términos más concretos, mientras en el mismo periodo del año pasado las ventas hacia el país altiplánico llegaron a los 394 millones de dólares, durante 2017 estas alcanzaron a los US$331 millones.

No obstante estas cifras, el boletín estadístico de Zofri para el primer trimestre de 2017 registra un incremento en las ventas totales de 24,4%, pasando de US$1.503 millones a US$1.870 millones.

Pese a lo anterior, la caída respecto al mercado boliviano no deja de ser preocupante, toda vez que representa una parte importante de la actividad comercial que desarrolla el sistema.

Tanto usuarios como la administración de Zona Franca apuntan a las restricciones que ha impuesto el gobierno de Bolivia para la importación de productos, especialmente de vehículos. A eso se suma -a juicio de los empresarios locales- la musculatura financiera que han adquirido los comerciantes bolivianos, quienes buscan eliminar la mayor cantidad de intermediarios para desarrollar sus negocios. Finalmente, también es posible visualizar como un factor importante los paros y protestas que han restado agilidad a la actividad.

Zona Franca representa no solo una actividad económica para la región, sino que a través de su historia se ha convertido en un verdadero motor de desarrollo para Tarapacá y sus comunas. Tanto la generación de empleos como el aporte del 15% de sus utilidades para los municipios dan cuenta de la importancia de mantener al sistema vigente y proyectarlo hacia las próximas décadas.

En ese contexto, es importante implementar medidas innovadoras y buscar las herramientas necesarias que permitan a Zofri mantener su liderazgo comercial y enfrentar una actividad que día a día es más dinámica y que, basada en las nuevas tecnologías, ha permitido romper las barreras geográficas a través del comercio electrónico.

Zona Franca es uno de los pilares de crecimiento regional y por lo tanto debe protegerse.

"A través de su historia se ha convertido en un verdadero motor de desarrollo para Tarapacá y sus comunas".